Lun 18/02/2008
Laura: “Les quiero contar un sinsabor que tuve festejando San Valentín. Mi pareja reservó una mesa en Faustino del Buen Pastor, allá fuimos, espléndidos y enamorados... Llegamos a las 22.30 y nos recibió un señor -del que olvidé preguntar el nombre- que nos trató como si no le agradáramos y nos informa que nuestra reserva había caído a las 22. ¿¿¿¿???? Casi es imposible que uno se siente a cenar antes de esa hora, cuando aún hay luz del sol. Nos dijo que podía de todos modos ubicarnos en otra mesa y nos llevó a un sector donde tenés que cenar prácticamente con tu vecino de mesa. Lo grave es que había sobradas mesas libres, simplemente no tuvo la intención... Como nos mudamos de donde él nos quiso hacer sentar (por sugerencia de una moza), nos demoraron la atención: la bebida (vino) demoró 30 minutos, esperamos más de 40 minutos entre plato y plato, cuando el menú eran solo 2 opciones... Al pedir la cuenta, recién nos informan que no recibían tarjetas de crédito esa noche... Por suerte esto no opacó nuestra velada... pero chicos de Faustino ¡pilas! Así no es la cosa. Perdieron 2 buenos clientes que saben disfrutar de los placeres de la cocina...”.
Jorge Sosa: “Con respecto a la calidad del producto, es cierto… ¿qué le estarán metiendo? Hace un par de semanas compre un kilo de helado de los más vendidos y como no se consumió todo el resto fue al freezer. Al otro día fue casi imposible poder servirlo nuevamente: se puso duro casi como hielo. Antes esto no pasaba, el helado quedaba cremoso y tenemos el mismo freezer desde hace más de 10 años, así que no es que cada vez enfría mas. Por lo tanto es obvio que ese helado tiene o dejó de tener algo. Realmente es para pensar. Saludos”.