El dispositivo, de origen chino y adaptado al mercado local, ayuda en la entrega de la comida a la mesa correspondiente. Se activa presionando la pantalla táctil y se desplaza mientras suena una canción; al llegar, espera un tiempo para que el comensal retire su plato y luego regresa a su lugar de origen. Suena futurista, y lo es.
“El concepto no es nuevo, lo vi hace años en ferias internacionales”, explica Guillermo Natalí, el dueño. “Ahora, con las facilidades del mercado local, decidí implementarlo aquí. En Argentina ya hay robots similares, pero en Córdoba es pionero.”
La motivación principal no fue reemplazar al personal, sino sumar una herramienta que alivie la carga en momentos de alta demanda.
Si bien Perlita facilita el trabajo, no funciona de forma totalmente autónoma: los mozos deben asignarle cada tarea para que pueda desplazarse correctamente. Así, el personal puede dejar de lidiar con el traslado de varias bandejas de comida, encargándose principalmente de las bebidas y la atención directa al cliente. Perlita puede transportar varios platos que suman hasta 50 kilos y también recolecta la vajilla.
Aunque presenta algunas limitaciones —no puede subir escalones, necesita pasillos amplios (por lo que solo entrega en las mesas del pasillo principal) y su batería dura varias horas—, su funcionamiento es muy eficiente y se adapta bien al ritmo del local.
Un aliado en el servicio
Desde la incorporación de “Perlita”, el dueño destaca mejoras concretas: “El tiempo de atención y la recolección de platos se aceleró, lo que permite liberar mesas más rápido, sobre todo cuando el restaurante está lleno.”