Lun 30/05/2011
Viviana Calderón: ¡Más cocaína que oxitocina! Tengo un posgrado en marketing como para saber de lo que hablo. Las marcas no se pueden humanizar, es sólo otra mentira que se usa para vender. Pero supongamos que lo usamos como una `analogía´. La oxitocina para empezar no construye las relaciones, sino que mantiene las construídas. Pero es para las relaciones sexuales y paternales, que nada tiene que ver con las empresas y sus clientes. Pero se me ocurre que hay otra sustancia química que parece adecuarse más a los empresarios y es la `cocaína´, que los hace sentirse poderosos, gigantes, de acero, pero realmente no lo son. Sufren una adicción terrible (al trabajo), terminan con problemas cardíacos (estrés, colesterol) y finalmente la droga los mata (haciendo sufrir a sus seres queridos mientras). Irónicamente, entre los 80s y 90s, la cocaína fue realmente usada por todo empresario exitoso, para mantenerse activo sin parar. Todo lo contrario a la real oxitocina, que es la principalmente producida por las mujeres al nacer sus hijos". (NdelE: ¿Los empresarios son todos feos, sucios y malos, no Viviana? Y los exitosos más aún, ¿verdad? Claro, si es el Estado el que provee toda la riqueza que brota como maná de la tierra... ¿por ahí va tu línea de pensamiento o estoy prejuzgando? Como sea, es cierto -pero parcial- tu apunte de la oxitocina que -además de estar presente en el parto de las mujeres- también está involucrada en el establecimiento de relaciones sociales y en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas).
Sobre la oxitocina y ese sentimiento tan argentino de defenestrar a los empresarios, aquí.
Eduardo M. Aguirre: "Hacer la `experiencia de usuario´ es parte de nuestra religión en InfoNegocios. Costumbre a veces peligrosa y otras indescriptiblemente placentera. Fue el caso de nuestra participación en el `Viernes de cabrito´ de Cuveé, velada que se presentó con entrada de salame de la colonia, queso y paté de pollo, continuando con un generoso cuarto delantero de un cabrito lechal (aún en época de lactancia), lo cual garantiza que se pueda cortar prácticamente con el tenedor, acompañado de la clásica guarnición (según nos explicó el chef Edgard Stobbia) de papas fritas con huevo. Un plato que se trata de che con el Nieto Senetiner Malbec con el que fue maridado".
Sobre la propuesta temática de este restaurante, aquí.