Detrás del crecimiento de Indya Deco está la historia de su fundador, un profesional de recursos humanos que, tras atravesar la pérdida de su hermano, su madre y quedarse sin empleo en un corto período, encontró en lo artesanal un canal de sanación personal y también una oportunidad de negocio.
“Indya nació de ese lugar: del dolor, pero también del amor propio y de la decisión de no rendirme”, resume Ruben González Lon, su creador.
De la cocina a una red nacional de revendedores
Lo que comenzó con la idea de crear momentos de bienestar a través del aroma de una vela de soja hoy representa una marca con fuerte presencia online (en redes sociales, sitio web y plataformas como Mercado Libre), una gran comunidad y una proyección clara: escalar sin perder la calidez artesanal que la distingue.
Actualmente, Indya Deco concentra su operación en dos canales: el minorista, enfocado principalmente en mujeres de entre 25 y 45 años, y el mayorista, que representa un motor clave del negocio. En este último, el 70% de los clientes son mujeres que revenden los productos o desarrollan sus propias marcas.
La propuesta mayorista de Indya Deco es, en sí misma, una oportunidad de negocio para otros. Con una inversión inicial desde $ 70.000, los emprendedores pueden elegir entre dos modalidades: adquirir productos terminados con la estética de Indya para revender, o recibir los productos sin etiquetas, listos para sumar una marca personalizada.
Además, la empresa ofrece una opción de desarrollo a medida: si un cliente tiene en mente un nuevo producto, el equipo de Indya lo acompaña en su creación, flexibilidad que convirtió al canal mayorista en una comunidad activa de emprendedores, muchos de los cuales generan márgenes de ganancia de entre el 80% y el 120%, según el valor agregado que le sumen a la propuesta.
Crecer con propósito (y sin perder la esencia)
Aunque hoy emplea directa o indirectamente a siete familias, el equipo de Indya Deco mantiene su estructura. Cada área (desde el diseño hasta la logística) se profesionalizó sin perder el enfoque artesanal. “No somos una fábrica en serie. Cada vela que sale tiene algo nuestro, algo humano”, remarca González Lon.
Ese “algo más” es también lo que cruza fronteras: los productos ya circulan fuera del país gracias a clientas que los llevan como regalo a familiares en el exterior. “Una clienta española nos escribió para contarnos que su amiga argentina le lleva nuestros productos cada vez que viaja. Ahí entendí que lo que hacemos emociona, trasciende, conecta”, cuenta su creador.
Sus próximos pasos
Indya Deco proyecta seguir creciendo, pero sin perder su impronta. Entre sus planes a corto y mediano plazo están: ampliar la línea de productos hacia la decoración, sumar puntos de venta físicos en otras provincias e incorporar importación directa.
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