El aposento de María Antonieta

La cama donde durmió una de las reinas más polémicas de Francia es pieza de investigación para historiadores y de culto para amantes del arte e interiorismo. En los Muebles que Hicieron Historia, el lecho de María Antonieta.

La cama que compartía María Antonieta con Luis XVI.
Como podía ser de otra manera, una araña pende del cuarto principal sobre la cama.
La otra cama sólo para María Antonieta en Trianon, el palacio que Luis XVI le regaló a la autríaca luego de dar a luz a su hija.
Si la cama de María Antonieta hablara... se descrubrirían muchas hipótesis sobre el matrimonio entre ella y Luis XVI que hasta hoy generan sorpresa en algunos públicos.
 
La alcoba del joven matrimonio fue bendecida por el rey el día de su boda -según coinciden distintos autores- pero nada ocurrió hasta pasado el lustro de convivencia. La opinión pública alegaba que Luis era afeminado y que María Antonieta una espía de la corona austríaca.
 
Según la experta francesa Simone Bertiere, quien investigó y estudió la vida privada y pública de las reinas de Francia, María Antonieta no concibió su alianza con Luis XVI hasta los siete años de matrimonio. ¿Por qué? Deviene de una cuestión fisiológica.
 
De acuerdo a Bertiere, el rey estaba dotado de “une bracquemart assez considerable” (“un pene bastante grande”) y María Antonieta tenía una “etroitesse du chemin” (“vagina estrecha”), una condición física que, asegura la investigadora, explica la frialdad de la relación y la demora en generar un heredero en los primeros estadios de la unión sacramental que sellara la alianza militar entre Francia y Austria.
 
El lecho era la pieza central de la habitación a la que concurrían distintos miembros de la corte que tenían el "honor" de participar en el ritual de aseo y cambio de ropa de la delfina de Francia. Por esa razón, la cama está dispuesta de tal manera para que el "público" pudiera observarla con detenimiento y comodidad. 
 
Cuando el matrimonio se consumó, María Antonieta dio a luz en esa cama a la vista de los curiosos que tenían permitido, por su rango, ingresar. 
 
La decoración conserva el recuerdo de las tres reinas que ocuparon la estancia: el compartimentado del techo se remonta a la Reina María Teresa, pero las pinturas en grisalla de Boucher se realizaron para María Leszczinska, al igual que las carpinterías. Todos estos elementos se conservan de la época de María Antonieta para la que sólo se renovó el mobiliario y la chimenea.
 
Las telas que cuelgan de la cama y de las paredes, se volvieron a tejer en Lyon a partir de los patrones originales conservados ya que fueron destruidas durante la revolución de 1789. La cama y la balaustrada, en tanto, se re-esculpieron a partir de documentos antiguos.
 

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