Prueba Nº 34. Citroën C3 Aircross (el anti EcoSport)

(Por José Manuel Ortega) Conocer el nuevo modelo de Citroën y Los Gigantes auguraba un atractivo interesante. 250 km a bordo del C3 Aircross permitieron sacar conclusiones.

3/4 Perfil del Aircross y del Editor
El perfil, tal vez lo más logrado de su estética
Cola original
Interior moderno
Los Gigantes en todo su esplendor

Parra Citroën nos había ofrecido el nuevo C3 Aircross desde su presentación, solo faltaba alguna documentación para poder disponer unos días de este nuevo ¿mini SUV? y probar sus virtudes y defectos.
No podemos avanzar en el test sin considerar que uno de sus puntos fuertes es –claramente- su diseño, sobre todo exterior. Aunque algo recargado con plásticos y apliques que exageran (para los más sobrios llegará el C3 Picasso), el nuevo Citroën atrae y se roba todas las miradas, como pude comprobar en los días del test.
Como suelo decir, es lógico despertar miradas manejando una BMW X6, pero muy meritorio es cuando se transita en un modelo de poco más de USD 21,000.
Claramente, este C3 Aircross (4.28 m) apunta a Ford Ecosport (4.24 m) y a VW CrossFox (4.04 m).
Puede gustar más o menos, pero no pasa desapercibido. Diseño muy logrado y distinto a todo lo que vemos en el segmento. Por dentro la cosa cambia un poco. Mucho más sobrio y con colores oscuros, algo tristes, cuenta con 3 sectores diferenciados. Materiales no tan nobles pero de buena terminación. Todo a mano, aunque las balizas no son tan intuitivas. Butacas algo chicas con la del conductor con amplia regulación en altura (normalmente las seteo en su punto más bajo), y una pedalera que queda muy cerca, con una posición de manejo más relacionada a un utilitario, algo lógico.
Buen espacio interior, muy bien aprovechado. El equipamiento es razonable, aunque algo escaso para los $ 87,000 que cuesta esta versión –intermedia- SX.
Doble Airbag, muy buen audio (Radio/CD/MP3), pack eléctrico (excelente poder lumínico de luces delanteras), doble regulación de volante y de altura de butaca.
Terminamos con la parte mecánica. El motor merece un comentario dual. Por un lado, muy suave y silencioso, resulta agradable y confortable. Pero, analizando que tiene 110 CV (1.6 litros), resulta algo perezoso, aunque suficiente para un uso ciudadano y alguna escapada tranquila por ruta.
La caja es precisa, corta y la dirección suave.
A pesar de no contar con ABS, el poder frenante –y las sensaciones- es bueno.
En la zona de Los Gigantes (que recomiendo), con tierra en razonable buen estado, el confort de marcha siguió siendo muy alto, aunque notamos alguna aspereza en ambos trenes rodantes al circular por los habituales “serruchos” de nuestras serranías.
Lo exigimos en un sector trabado, y aunque no apunta a la deportividad, “se la bancó muy dignamente”.
En síntesis, un modelo que en un 80% entra por los ojos. Pues bien, si ya lo compraste, no te va a defraudar. Buen espacio, muy confortable andar, caja y dirección, alguna aspereza pequeña y diseño muy atractivo.
También cuenta con una versión “base” a poco más de $ 82,000 y la Exclusive a
$ 97,000, ya con ABS. No es barato, pero aun así, las cantidades vendidas y la  creciente  demanda de pedidos muestran el acierto de Citroën.

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