A los 17 años, Alfredo Orlando dejó Bell Ville para estudiar Ingeniería Química en Córdoba. Como muchos jóvenes que se mudan a la capital, alternó libros con trabajos de ocasión: primero en un bar y luego en un taller de diseño industrial, donde llegó a liderar un pequeño equipo. Pero su futuro emprendedor no estaba ahí, sino en un lugar tan inesperado como decisivo: una visita a la planta de Fiat.
En esa recorrida, algo llamó su atención y la de su socio: un camión cargado de bolsas de ropa de trabajo saliendo de la fábrica para ser lavada en otro sitio. La pregunta fue inmediata: ¿y si profesionalizamos este servicio? La idea parecía simple, pero escondía un desafío técnico importante: la suciedad de las prendas —aceites y grasas industriales— no era soluble en agua. Investigación, ensayo y error… y una oportunidad que no suele repetirse.
El proyecto tomó forma en 2007-2008, justo cuando Fiat retomaba su producción tras años de inactividad. Con pocos proveedores en juego, acceder a una multinacional era posible. “Fue el lugar indicado, en el momento indicado y a la hora indicada”, recuerda Orlando.
Así nació Ecolav. Con máquinas básicas, mucho esfuerzo y una presión que crecía más rápido que su infraestructura. En apenas tres meses, la demanda superaba por completo la capacidad instalada. Había que crecer a toda velocidad. Y crecieron. Hoy, en la misma planta donde todo comenzó, procesan unas 10.000 prendas por día.
Bell Ville: volver a las raíces con propósito
El éxito en Córdoba fue solo el comienzo. Con la experiencia afianzada en una planta industrial de alto volumen, Alfredo sintió que era momento de regresar a su origen con una propuesta superadora. Bell Ville ofrecía un terreno fértil: un mercado menos desarrollado, con procesos que aún podían profesionalizarse y una demanda creciente de servicios industriales confiables.
Así llegó el desembarco de Ecolav en la ciudad. “La gente nos recibió muy bien y el crecimiento fue exponencial. Cada vez confían más en nosotros”, destaca Orlando. La fórmula que funcionó en Fiat —tecnología, química aplicada y control de procesos— se trasladó ahora a las industrias de la región, donde la higiene y la eficiencia no son opcionales, sino determinantes para la operación diaria.
Hoy Ecolav atiende a empresas de distintos sectores y continúa expandiendo su presencia territorial. La firma ya cuenta con dos bocas de recepción y entrega, en Bell Ville y Monte Buey, y el 1º de noviembre inaugurará una nueva en Justiniano Posse, reflejo de una demanda que no deja de crecer.
Soluciones para múltiples sectores: del metalmecánico al sanitario
Lo que comenzó como un servicio para la industria metalmecánica rápidamente se diversificó. Hoy, Ecolav desarrolla procesos específicos según el tipo de prenda, material y nivel de suciedad, garantizando resultados óptimos en cada caso.
Su cartera de clientes abarca:
- Sector sanitario: hospitales, clínicas, centros de diagnóstico y geriátricos, donde la higiene es crítica y los estándares son estrictos.
- Metalmecánico e industrial: talleres y fábricas que requieren remover grasas y aceites pesados.
- Hotelería y gastronomía: hoteles, moteles, restaurantes, clubes y espacios de eventos que necesitan rapidez, rotación y alta calidad de terminación.
Además, ofrecen un servicio integral que incluye lavado de trajes delicados, ropa fina, tapicería, alfombras, colchones, mochilas y bolsos, ampliando su alcance a necesidades puntuales de empresas y particulares.
A eso se suma una propuesta diferencial: Alquiler de más de 500 manteles y 3.000 servilletas para eventos. Más de 500 juegos de sábanas para abastecer a hoteles cuando se quedan sin stock.
Todo con un mismo propósito: detectar falencias de los clientes y transformarlas en soluciones concretas, un enfoque que, según Orlando, es clave en su crecimiento sostenido.
Lo que nació como una idea universitaria se transformó en una empresa que hoy genera empleo, desarrolla soluciones a medida y sigue invirtiendo para expandirse. El camino no fue simple, pero Alfredo Orlando tiene clara la fórmula que los sostuvo: “Pasión, conocimiento y la decisión de hacer las cosas bien. Eso nos trajo hasta acá.”
Ecolav evolucionó desde un servicio de lavado industrial hacia una plataforma integral de higiene textil, con una versatilidad que la distingue: trabaja desde materiales extremadamente contaminados hasta prendas delicadas, siempre con procesos diseñados para cada necesidad.
La tecnología también juega un rol clave. La incorporación constante de maquinaria —que Alfredo define como “decisiones estratégicas que marcan un antes y un después”— le permitió a la compañía ganar eficiencia, capacidad y calidad de servicio.
Con Bell Ville como epicentro de su crecimiento, la empresa continúa ampliando su alcance y sumando clientes en toda la región. El objetivo es claro: seguir profesionalizando un sector donde la excelencia operacional y la confianza son imprescindibles.