Laura Ferrari, fundadora de Espacio Auroom, ha transformado el arte de la joyería en Córdoba desde que abrió su escuela en 2014. Lo que comenzó como un espacio “de nicho” fue transformándose con el correr del tiempo, desde una fusión escuela-coworking hasta un enfoque centrado en la orfebrería, la enseñanza y, sobre todo, la creación de experiencias memorables que conectan a las personas con el oficio, amoldándose a los tiempos que corren y abrazando las nuevas tecnologías.
En ese camino de adaptación vino la mudanza en febrero de 2024, en la cual el espació dejó atrás su antigua sede en Av. Colón, pleno Centro, para instalarse en un nuevo hogar en Alta Córdoba, en un primer piso sobre Mariano Fragueiro al 1569. “El barrio nos cambió la vida: es tranquilo, la gente puede estar en la puerta, y el estrés del centro quedó atrás”, cuenta Ferrari con entusiasmo.
En los últimos años, el concepto de Espacio Auroom llegó a Buenos Aires en alianza con Tali Wasserman bajo el nombre de Estudio Joya, una clara evidencia de como la orfebrería viene con un renacer sostenido, con el público joven como el gran entusiasta de aprender este oficio.
Con 68 alumnos activos en Córdoba (y 115 en Buenos Aires), la escuela cuenta con 20 profesores que imparten clases regulares de dos horas semanales, workshops mensuales y cursos intensivos. Los estudiantes, mayormente jóvenes de 17 a 30 años provenientes de disciplinas como diseño gráfico, arquitectura o indumentaria, reflejan un cambio en el enfoque de la joyería. “Antes enseñábamos técnicas clásicas para ajustar anillos o cadenas. Hoy, los alumnos trabajan con bronce y alpaca, materiales más económicos que les permiten experimentar sin pensar tanto en el costo”, explica Ferrari.
Experiencias que unen y transforman
El alma de Espacio Auroom no solo está en sus talleres, sino también en sus experiencias personalizadas, diseñadas para que los participantes no solo aprendan el oficio, sino que vivan momentos significativos. Estas se dividen en dos grandes propuestas: Alianzas para parejas y Joyas compartidas, para grupos de amigos, familias o incluso celebraciones especiales. Las alianzas, con un costo de $ 1.100.000, son una experiencia que incluye desayuno o almuerzo, según el horario, y el proceso completo de crear anillos a partir de 5 o 6 gramos de material. “Es un momento íntimo para las parejas, donde diseñan y fabrican sus anillos juntos, desde el moldeo hasta el pulido, guiados por un orfebre. Se van con una pieza única y una historia que contar”, detalla Ferrari.
Por otro lado, las joyas compartidas son el epítome de la personalización. “No hay paquetes predefinidos. Si un grupo de amigas quiere hacer medallas porque tocan en una banda, o una familia quiere crear un colgante para una mamá, armamos la experiencia a medida”, explica. Desde una madre con sus tres hijos que le diseñaron una pulsera o grupos de amigas organizando “tea showers”, una versión creativa de las despedidas de soltera, estas sesiones buscan ser no solo un momento de aprendizaje, sino una experiencia para disfrutar.
Las mismas suelen durar cuatro horas, incluyen brunch o almuerzo y se adaptan al metal y la pieza elegida, con presupuestos personalizados según la complejidad. “La idea es que no sea una experiencia pasajera de dos horas donde haces algo rápido y ya. Queremos que aprendas técnicas reales, que te lleves una pieza utilitaria, y que vivas un momento de conexión con los demás y con el oficio”, agrega Ferrari. El resultado es un ambiente cálido donde se genera comunidad, se comparten risas y se aprende haciendo.
Cursos flexibles para una generación inquieta
La escuela se ha adaptado a una generación que busca flexibilidad. Los cursos regulares, (a $ 81.000 mensuales por dos horas semanales), son “libres”: los alumnos pueden unirse o pausar cuando quieran, con grupos de seis personas y la posibilidad de recuperar clases a través de una app. Los workshops, como el intensivo de iniciación en cera, cuestan $ 100.000 por un encuentro de cuatro horas, ideal para quienes quieren probar el oficio antes de comprometerse. La matrícula inicial incluye materiales para las primeras clases, pero luego cada alumno aporta sus insumos, mientras el taller proporciona herramientas como sopletes, laminadoras y pulidoras. “Es como en cualquier taller de oficios: vos traés tu material, pero acá tenés todo lo necesario para crear”, señala Ferrari.
El paso por Casa FOA: la vitrina de un oficio que renace
La participación en Casa FOA marcó un antes y un después. “Mucha gente no sabía que se podía estudiar joyería en Córdoba”, cuenta Ferrari. Con 48.000 visitantes, el evento visibilizó el oficio y consolidó a Auroom como referente. “Nos decían: ‘Los conozco, alguien hizo un curso con ustedes’. Fue una reafirmación de nuestro lugar en la comunidad”, agrega.
Un futuro que abraza el arte y la innovación
Para fin de año, el Espacio presentará una muestra en Córdoba y Buenos Aires que explorará la joyería contemporánea con un enfoque artístico y tecnológico. Incorporando inteligencia artificial para diseñar piezas conceptuales, la exposición busca romper con lo tradicional y proyectar el oficio hacia nuevas fronteras. “Queremos mostrar que la joyería no es solo filigrana artesanal, sino también experimentación y tecnología”, dice Ferrari.
Con dos aulas, una sala de máquinas, un comedor-biblioteca y una terraza para clases personalizadas o residencias, Espacio Auroom es un lugar donde la joyería se vive con pasión. Ya sea creando anillos con tu pareja, diseñando una medalla con amigos o explorando el oficio como arte, Auroom ofrece una experiencia que combina técnica, creatividad y comunidad, demostrando que la joyería es mucho más que un oficio: es una forma de conectar y crear historias.
Tu opinión enriquece este artículo: