En un año que los propios protagonistas definen como “lunático”, el desarrollismo cordobés empieza a mirar el 2026 con un mix de realismo, expectativa y una certeza que atraviesa a todos: si el crédito hipotecario vuelve, la rueda empieza a girar en serio.
Roque Lenti (GNI / Presidente de Ceduc): “2026 tiene que ser un año de crecimiento y trabajo conjunto”
El titular de la Ceduc abrió el evento con un mensaje marcado por la idea de corresponsabilidad entre sector público y privado.
Lenti insistió en que “no hay ciudad posible sin un sector privado que invierta y arriesgue”, y pidió consolidar un Consejo de Planificación Urbana donde los desarrollistas puedan colaborar, no para “tener la lapicera”, sino para aportar soluciones, propuestas y mirada técnica.
Sobre lo que viene, Lenti fue claro: “Queremos un 2026 próspero, con actividad creciente y proyectos que mejoren la calidad de vida de los cordobeses”.
Yanina Formia (Dakota): “El 2026 se reactiva… y el ladrillo sigue siendo patrimonio”
Dentro de un análisis más breve y directo, Formia dejó dos ideas: “El 2026 se reactiva”, con un clima de negocios más favorable. Y afirmó: “El ladrillo sigue siendo una forma sólida de conservar patrimonio”, sin dudas.
Lucas Salim (Proaco): “La foto es dura, pero la película es excelente”
El CEO de Proaco considera que el sector ya tocó piso, pero se está profesionalizado como nunca: plantea que aunque la suba de costos fue muy fuerte, sobre todo por mano de obra, el sector está ordenado, profesional y con proyectos listos para largar en cuanto el mercado se active.
Los bancos vuelven a escena
Grupo Proaco reunió esta semana a Redrado, bancos y principales ALyCs. “Durante años nos financiamos con compradores e inversores. Ahora los bancos van a tener plata que ya no puede ir al Estado, y la van a volcar al sector productivo. Y nuestro sector es el que más capital puede absorber”, comenta Salim.
Además, para Salim, el 2026 será el año en que los argentinos deberán volver a preguntarse “cuál es mi capacidad de cuota” y no solo “cuál es mi solución habitacional”: “En el mundo el desarrollismo funciona así: los bancos financian a los desarrolladores, y la gente accede a su vivienda a largo plazo. En Argentina pagamos departamentos al contado. Una locura”.
Para Salim, quienes compren en los próximos meses pueden terminar accediendo a su vivienda a valores históricamente bajos, y en un contexto donde la mano de obra (al recuperarse) empujará de nuevo los costos en el mediano plazo.
Martín Teicher (Elyon): “Ni tanto pesimismo ni tanto optimismo: la verdadera oportunidad está en el crédito”
Teicher definió al 2025 como un año “lunático”: picos de pesimismo, picos de optimismo, y un sector que todavía espera señales claras.
Pero su foco estuvo en algo más estructural: la deuda moral de Argentina es no haber garantizado acceso a la vivienda para toda una generación. “En cualquier país normal un profesional recién recibido saca un crédito a 30 años. Acá hay gente que trabaja hace décadas y jamás pudo acceder”.
Teicher apuesta a que si baja la inflación y el riesgo país, y el sector privado vuelve a prestar, la construcción de vivienda masiva, puede ser realidad en el corto y mediano plazo.
¿El ladrillo como patrimonio?
Cuando aparece la noción del ladrillo como patrimonio (una lectura que suele asociarse a Beltrán Briones, empresario y creador de contenido argentino), los desarrollistas no se van por las ramas: dicen que, más allá de coyunturas, el ladrillo se sostiene porque en Argentina sigue siendo sinónimo de resguardo.
No lo romantizan ni lo venden como milagro: admiten que los márgenes no siempre son brillantes, que los costos suben y bajan como un electrocardiograma y que la demanda es caprichosa. Pero aún así, insisten en que ninguna otra inversión tiene el arraigo cultural del metro cuadrado. Para ellos, la clave no es la rentabilidad inmediata, sino la percepción de estabilidad que genera: “la gente invierte porque siente que ahí no la van a correr con el arco”. Y, en ese sentido, coinciden en que el ladrillo funciona menos como oportunidad financiera y más como continuidad de una tradición: algo que la gente elige no porque sea perfecto, sino porque es lo único que todavía reconoce como seguro.
“Córdoba decidió apostar a la inversión” (la opinión del intendente, Daniel Passerini)
El intendente participó del evento y remarcó que la ciudad trabajó durante todo el año en una ordenanza de promoción de actividades productivas, aprobada casi por unanimidad por el Concejo Deliberante. El beneficio estrella: importantes reducciones impositivas por 10 años para quienes inviertan en construcción y desarrollo urbano.
Passerini aseguró que la medida ya generó interés en otros municipios del país (“me llamaron intendentes de Santa Fe, La Plata y Rafaela”, mencionó), y que el 2026 encuentra a Córdoba bien posicionada para captar capital privado. “Queremos que la inversión y el empleo privado sean el motor del desarrollo de la ciudad. El Estado tiene que sacar trabas, no ponerlas”, fueron las últimas palabras del intendente.
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