La cita fue en Coworking presentó cinco emprendedores, listos para hablar de sus experiencias:
Para Agustín Carri, su madre fue la musa inspiradora. Decidió hacer Ceibo, un documental sobre la restauración ecológica y la permacultura alrededor del mundo. Hoy el producto audiovisual está casi listo, pero no fue fácil. En los viajes que hizo para la filmación se le arruinaron cámaras, perdió un drone en el mar y el vehículo que usaba sigue averiado en Brasil.
Mateo Otonello, cuando estaba por terminar su carrera de diseñador industrial, sólo sabía una cosa: quería trabajar de manera independiente. Y así comienza su carrera. TiendaDIN, fue uno de sus primeros proyectos. A partir de allí intentó desarrollar distintas unidades de negocio, sin éxito. Hasta la apertura de Aquiles, un café con la lógica de Starbucks pero con un toque de diseño independiente.
Luego de trabajar casi 10 años en Unilever, Ricardo Giglioli, se encontró con un dilema: continuar en otra multinacional o seguir su camino de manera independiente. Se decidió por la segunda. Su gusto por la cocina lo llevó a diseñar proyectos vinculados a servicios de gastronomía que no tenían mucho futuro. Según Ricardo, hacía falta una conexión entre esas ideas. Del punto de unión, surgió Milo Lockett Bar. Su puesta en escena fue compleja: albañiles y diseñadores trabajaban en el lugar - el ex Barón Rojo- los días que no abría.
A Maxilimilano Audicio un director técnico le dijo que no servía para el fútbol, un profe de la facultad que la tele no era lo suyo y el director de la radio –para la que hoy trabaja- que en ese medio no le iba a ir bien. Sin embargo, siguió y junto a su socio crearon In Your Face, micros informativos, que se difunden a través de su canal de Youtube y redes. Problemas de grabación, cambios de logo y hasta la censura de Youtube, son sólo algunas de las piedras en su camino.
A los treinta y tantos,Gustavo Ferreri, dejó Buenos Aires y su trabajo -en un frigorífico- para venir a Córdoba. Se enamoró de La Cumbre, y allí decidió instalar El Pungo, una casa de té concert, que construyó con sus propias manos. Por allí pasaron grandes músicos argentinos, como su ídolo Juan Carlos Baglietto. Pero El Pungo tuvo malas noches.“Tuve que salir a pedir plata a mis amigos para pagarle a los artistas” recuerda Ferrari mientras cuenta sus anécdotas.
Sobre Fuckup Nights
Cuenta la historia que el proyecto surgió en la celebración de año nuevo en México. Un grupo de cinco amigos, “cansados” de hablar de sus éxitos, comenzaron a hablar de fracasos. Y resulta que allí vieron el éxito. Comenzaron a difundir sus desengaños y frustraciones entre sus amigos y luego con los amigos de los amigos. Sus ideólogos decidieron tomarse en serio el evento y llevarlo a otras ciudades. Para 2015 había llegado a 100 ciudades en todo el mundo, con presencia en todos los continentes.
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