La industria gamer argentina no para de crecer y Córdoba se convirtió en un nodo inesperado para un segmento que antes parecía exclusivo de grandes marcas internacionales: los simuladores de automovilismo.
Desde 2019, CMF Simuladores, una empresa familiar nacida del entusiasmo y la obsesión por el diseño, ya vendió más de 500 estructuras en todo el país y se prepara, con cautela pero firmeza, para dar su salto al exterior.
En diálogo con InfoNegocios, Matías Fassi cuenta su rol dentro de la empresa: “Soy uno de los dueños y diseñadores del producto. Hoy estoy a cargo de ventas y de toda la gestión administrativa: desde coordinar la producción hasta atender reclamos o nuevas ventas”.
Su socio es Carlos Fassi, su tío, quien maneja toda la parte de logística y producción: compra de materiales, trato con proveedores y asegurarse de que cada estructura salga impecable.
El emprendimiento nació en 2019, cuando Matías buscaba un simulador hogareño para su casa y descubrió un mercado local repleto de productos “muy toscos, pesados y rústicos”. Ahí apareció la chispa inicial: “Cuando vi lo que había en Argentina pensé que se podía hacer algo mejor. Queríamos que no solo el volante y la pedalera transmitieran la sensación de manejar, sino también todo el entorno”.
El diferencial: fibra de vidrio, liviana y 100% personalizable
Mientras la mayoría del mercado argentino usa fibra solo en la butaca y arma el resto con estructuras tipo jaula, CMF fabrica todo el simulador en fibra de vidrio.
Las estructuras pesan alrededor de 15 kilos y eso permite mayor superficie para diseño y vinilos, además de facilitar transporte y movimientos.
“Nuestro producto estrella es el CMF Pro, totalmente en fibra. También lanzamos una línea de madera CNC, más económica, con treinta y tres piezas encastradas”.
Cada simulador se fabrica a mano, a partir de 5 a 6 moldes que se unen, lijan, masillan y pintan antes del diseño final. La personalización tarda aproximadamente una semana.
Estructuras desde $ 400.000 hasta $ 10 millones
La empresa fabrica solo la estructura y se puede sumar volante y pedalera. Los precios van desde:
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$ 400.000: modelos de madera o versiones low cost
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Hasta $ 10 millones: habitáculos completos estilo Fórmula 1, orientados a shoppings, eventos o empresas “Ese habitáculo es más real y también más incómodo, porque se parece mucho a subirte a un Fórmula. Es un producto más profesional”.
El cliente argentino: más de 30, corredores amateurs y fanáticos
Según Matías, los compradores son variados:
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Simracers profesionales
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Adultos entusiastas del automovilismo
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Ex pilotos que volvieron a correr desde su casa
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Gamers con Play o PC que completan su setup
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Emprendedores que arman negocios tipo ciber o centros de alquiler
El boom de Franco Colapinto también impactó: “Se notó muchísimo el efecto Colapinto. No solo en ventas a particulares, sino en emprendedores que ponen cuatro o cinco estructuras en un local o las alquilan para eventos”.
¿Exportación? El objetivo 2026
La empresa está inscripta como exportadora e importadora y recibe consultas de Chile, Uruguay, España y Estados Unidos.
“Exportar es nuestra meta. Pero también sabemos que significa más empleados, más espacio y más producción. Vamos despacio, pero firme”.
Entre las ideas a futuro aparecen líneas nuevas para vuelo (flight simulators) y, más adelante, tal vez simuladores educativos para manejo tradicional.
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