El primer premio fue para Emanuel Olivero, de Oliva, quien volvió a consagrarse como el mejor del país con lo que él mismo define como un “criollito cordobés moderno”. Se trata del mismo producto que vende a diario en A tu Gusto, la panadería que lleva adelante junto a su esposa.
Desde Piquillín, el segundo puesto fue para Ignacio Díaz, de la panadería Cisneros. Fiel a su rutina: “No cambié nada para la competencia, traje lo que hacemos todos los días y con eso ganamos”, expresó, orgulloso.
El tercer lugar fue para Mauro Moyano, de Córdoba Capital, referente de Artesanos del Sabor. Hace 27 años que está al frente del local junto a su hermana, quien fue, justamente, quien lo motivó a presentarse. Moyano participó con una versión clásica de criollito de hojaldre, “el de toda la vida, el que te acompaña con el mate”.
23 competidores, una tradición compartida
En total fueron 23 los panaderos de todo el país que compitieron por el mejor “croito”, defendiendo sus versiones con distintas proporciones de harina, grasa, azúcar y sal. Cada región presentó su estilo, pero fue Córdoba la que logró imponerse con tres recetas locales ya validadas por sus propios clientes.
El campeonato tuvo dirección técnica de Mirtha Caula, y un jurado compuesto por Matías Büttner, Gastón Ñañez y Claudio Filippo. Este último remarcó un punto interesante: “Se nota que hay mucha elaboración. Muchos trabajaron con dos tipos de harina en el mismo producto y eso hace cinco o seis años no pasaba. El panadero está buscando nuevas formas de cautivar a su cliente”.
Más que pan: una feria que impulsa carreras
El Campeonato del Criollito fue uno de los cinco concursos que se desarrollaron en el marco de la segunda edición de Fithep, realizada del 9 al 12 de junio en el Pabellón Azul de Feriar. Panes de masa madre, pastas frescas, pastelería y heladería también tuvieron sus competencias específicas, todas con el objetivo de impulsar trayectorias en la industria alimentaria.
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