Frutillas con moño: Dolce Rosmi pasó de la cocina familiar a un local propio, dos foodtrucks y una marca lista para franquiciar

(Por Juliana Pino) En 2019, Rosarith Aguilera y Miguel Rosal comenzaron a bañar frutillas en chocolate desde la cocina de su casa, mientras cuidaban a su hijo pequeño. Cinco años después, Dolce Rosmi tiene un local propio en Ituzaingó 784 (Nueva Córdoba), dos foodtrucks para eventos, una barra de frutillas al paso y una marca registrada con aspiraciones de franquicia nacional.

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La historia empezó como muchas otras, pero encontró una vuelta de tuerca única: mientras Rosarith se sumergía en tutoriales de YouTube para perfeccionar la técnica de bañar frutillas, Miguel realizaba un estudio de mercado que reveló algo clave: en Córdoba nadie ofrecía este producto como lo imaginaban ellos. Entonces le dieron su propio sello. “Desde el moño hasta la caja, todo lo hacemos nosotros. Cada pedido es personalizado, desde tres frutillas en adelante”, cuenta Rosarith.

Su producto insignia son las frutillas bañadas en chocolate y decoradas para todo tipo de ocasiones (bautismos, cumpleaños, bodas, 15 años), aunque también ofrecen bombones y bouquets. Los precios van desde los $ 8.000 a los $ 30.000 según cantidad y diseño. Además, sumaron un formato más accesible y rápido en su nuevo local: una barra de frutillas con crema, chocolate, Nutella y toppings para comer al paso. “Los vasitos arrancan en $ 2.900 y llegan hasta los $ 4.000, según tamaño”, detalla.

Hoy manejan tres líneas de producción:

  • La artesanal, que sigue cumpliendo pedidos por encargo con frutillas frescas y decoraciones elaboradas.

  • Los foodtrucks, carritos diseñados por ellos mismos (uno blanco y otro rosa) que participan en eventos hasta dos veces por día, según la demanda. Para contratar este servicio el mínimo son 25 personas y parte de los $ 125.000.

  • Y la nueva barra “al paso”, pensada como un mini shopping callejero en plena Nueva Córdoba.

Actualmente, el equipo fijo son ellos dos, pero en temporada alta o para eventos cuentan con colaboradoras eventuales que ayudan en la producción y la atención.

De la caja a la franquicia (el sueño crece con marca registrada)

Con el contrato del primer local cumplido, decidieron dar un salto: mudarse a una zona más transitada y con un concepto más ambicioso. “Queríamos que el local fuera también una experiencia”, explican. El nuevo espacio, ubicado en Ituzaingó 784, fue diseñado por ellos mismos y recibe una gran afluencia de personas por su ubicación estratégica.

Pero eso no es todo. Con la marca ya registrada, comenzaron a recibir consultas de personas interesadas en replicar el modelo. ¿El próximo paso? La expansión a través de franquicias: “Ya hay muchas personas que nos escriben con interés. Queremos llevar nuestra experiencia a más rincones del país, no solo Córdoba”, aseguran.

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