Cápsulas cerradas, calor envolvente y promesas de resultados exprés: así son las máquinas de ozono que ganan terreno en algunos gimnasios. En estas el usuario realiza ejercicios aeróbicos dentro de una cápsula cerrada a unos 36 °C, donde se emite ozono (O₃), un gas que en teoría mejora la oxigenación y acelera el metabolismo.
En Córdoba, BedFit Entrenamiento (Independencia 918) ofrece sesiones de 20 a 30 minutos dentro de una cápsula de calor y ozono, combinadas con entrenamiento personalizado. Los planes mensuales rondan entre $70.000 y $92.000, dependiendo de la frecuencia. En tanto, el centro Mariana Moretti Spa & Fitness Zone (Bv. Chacabuco 463) propone su “Cápsula Termoadelgazante Ozono”, que promete quemar entre 900 y 2.500 calorías por sesión. El plan “Full Fit Premium” cuesta $62.000 por mes e incluye ocho clases.
Ambos espacios apuntan al público femenino con promesas de tonificación, modelado corporal y bienestar integral. Sin embargo, no existen organismos de salud que reconozcan el uso terapéutico del ozono en el ámbito deportivo ni estético. El calor y el entorno cerrado aumentan la sudoración y la sensación de esfuerzo, pero aún no existe evidencia científica que confirme una mayor quema calórica frente al entrenamiento convencional.
En Buenos Aires, la tendencia también gana adeptas. Ozono Gym, en Ituzaingó, combina musculación tradicional con cápsulas de ozono, mientras que Iobella, con sedes en Palermo, Belgrano y Recoleta, ofrece rutinas personalizadas dentro de cámaras térmicas junto a planes nutricionales y de bienestar.
En Córdoba, la propuesta está más orientada a la atención personalizada y grupos reducidos, donde cada usuaria entrena con seguimiento individual dentro de la cápsula o en circuitos complementarios. En cambio, en Buenos Aires, tanto Ozono Gym como Iobella apuntan a un formato más grupal y dinámico, con rutinas compartidas y espacios diseñados para recibir a varias personas por turno, bajo un esquema más parecido al del gimnasio tradicional.
En el plano científico, la ozonoterapia se investiga desde hace décadas, principalmente en medicina del dolor y rehabilitación. Estudios como Ozone Therapy in Musculoskeletal Medicine (Eur. J. Med. Res., 2024) y Effects of Ozone Therapy in Sports (Turan M.T., 2021) señalan posibles beneficios antiinflamatorios y una ligera mejora en la oxigenación tisular o el rendimiento aeróbico, aunque en contextos clínicos y con aplicación médica directa —no dentro de cápsulas —. La mayoría de los trabajos disponibles se centran en casos de artrosis, tendinitis o lesiones musculares, y los autores coinciden en que la evidencia aún es insuficiente para extrapolar esos resultados al fitness.
¿Moda o avance real? El ozono puede tener efectos antiinflamatorios y mejorar la oxigenación en ciertos contextos clínicos, pero no existe evidencia científica sólida de que entrenar en cápsulas de ozono multiplique la quema de calorías. De hecho, no existen organismos reguladores de la salud que reconozcan su uso terapéutico en el ámbito deportivo ni estético. Por ahora, el ozono parece más una atmósfera de lujo que una revolución deportiva.
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