Es un costo silencioso. Una factura que llega todos los años y que todos pagamos aunque nadie la haya firmado. Eso es, precisamente, lo que busca poner sobre la mesa Edulab Idesa con su primer documento de trabajo: no solo cuánto invertimos en educación, sino cuánto perdemos cada vez que la dejamos fuera de la agenda.
La paradoja argentina: gastar sin mejorar
Argentina destina 5,3% de su PBI a la educación. Un número competitivo, alineado con estándares internacionales. Un número que, dicho así, suena a país que se toma el tema en serio.
Pero cuando se mira qué pasa del otro lado del mostrador, la historia cambia.
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Casi la mitad de los chicos de sexto grado no comprende matemáticas
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Un tercio no alcanza niveles satisfactorios en Lengua
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Apenas 55% de los jóvenes termina la secundaria a tiempo
Y si la comparación se hace con otros países, la brecha se vuelve más incómoda: invertimos parecido a la OCDE, pero obtenemos resultados más bajos que nuestros propios vecinos. El problema no es (solo) la plata. Es la gestión.
Porque el 90% del gasto se absorbe en salarios, y lo que queda para infraestructura, innovación, formación docente continua o tecnología es mínimo. Y además desigual: un alumno en una provincia puede costar hasta cuatro veces más que en otra, sin que eso se refleje en mejores resultados.
El desarrollo no despega sin capital humano
Lo dicen todos los organismos internacionales: no hay crecimiento sostenible sin educación de calidad. Lo demuestran Corea del Sur y Finlandia, dos países que transformaron su economía apostando a su gente antes que a cualquier otra variable.
En América Latina pasó lo contrario: sistemas fragmentados, brechas crecientes y productividad estancada. Y Argentina, aun con inversión alta, está atrapada en esa trampa.
¿Y cuánto nos cuesta ignorar el problema?
Acá está la parte incómoda. Lo que casi nunca entra en campaña. Lo que no aparece en los debates económicos. Lo que no se ve en el día a día, pero define el futuro.
1) Costos privados: lo que pierde cada persona
Según Unesco:
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El abandono escolar implica pérdidas del 8,7% del PBI per cápita (unos US$ 1.200 por persona)
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Terminar la escuela sin habilidades básicas: 20% de pérdida (cerca de US$ 2.700)
No es solo un desafío pedagógico: es un techo de ingresos que condiciona movilidad social y oportunidades reales.
2) Costos fiscales: lo que pierde el Estado
Menos empleos formales, menos aportes, más necesidad de acompañamiento social.
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El abandono escolar le cuesta al Estado 1,7% del PBI per cápita
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Las bajas habilidades básicas: 8%
Es la doble carga: recauda menos, gasta más.
3) Costos sociales: cohesión, seguridad, bienestar
Las cifras son durísimas:
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Las chicas que dejan la escuela tienen 56% más riesgo de embarazo adolescente
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El abandono escolar aumenta la probabilidad de cometer delitos hasta un 7%
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Ser “NiNi” es 45% más probable si no se adquieren habilidades básicas
Ahí es donde la crisis educativa se convierte en crisis social.
4) Costos ocultos: cuando fallan las habilidades socioemocionales
Perseverancia, regulación emocional, empatía: esas habilidades explican más de un tercio del abandono escolar en Argentina.
No aparecen en los boletines, pero determinan si un estudiante sigue, aprende, llega, termina.
La cifra que impacta: 22,7% del PBI
Sumando costos privados y fiscales, Argentina pierde 22,7% del PBI per cápita por tener estudiantes que completan la escolaridad sin habilidades básicas.
Eso equivale a:
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US$ 200.000 millones por año
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Toda la producción anual de la Provincia de Buenos Aires
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Cinco veces la ayuda financiera que se negocia con Estados Unidos
El país discute cómo financiarse, pero desatiende el motor que podría financiarlo sólo: su capital humano.
Entonces… ¿qué hacemos?
El documento lo dice sin rodeos: el problema no es cuánto se gasta, sino cómo se gestiona. La región ya demostró que gastar más no alcanza. Hay que gastar mejor.
El Gobierno abrió la puerta con el programa “Deuda por Educación”, buscando convertir alivio financiero en inversión educativa de largo plazo. Pero ese dinero, si llega, no tendrá impacto real sin una transformación profunda en la gestión:
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Liderazgo pedagógico
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Autonomía escolar
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Evaluación y transparencia
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Uso inteligente de datos
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Capacitación continua
Es justamente ahí donde Edulab Idesa quiere intervenir: producir evidencia rigurosa, traducirla en herramientas prácticas y sumar al debate lo que hace años falta en Argentina: una discusión seria sobre cómo hacemos para que la educación funcione.
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