Todo comenzó en 2019, cuando a Tomas Machuca jugaba al fútbol y se le rompieron las canilleras, no quiso pedirle a su familia que le compraran otras. Lo que hizo fue cortar un balde viejo con una sierra, le dió forma y diseñó con Paint una gráfica con fotos de su familia.
Hoy, a sus 24 años, Tomás lidera Fenikks, una empresa que produce canilleras flexibles hechas con tapitas recicladas. Por cada par vendido, donan otro a chicos de clubes de barrio de todo el país. ¿El diferencial? “Se adaptan a la pierna, son más cómodas y te permiten concentrarte en el partido, no en acomodártelas cada dos minutos”, explica.
De baldes cortados a inyección industrial
En 2019, Tomás empezó a fabricar canilleras en su pieza junto a su mejor amigo, cortando baldes y tubos de PVC. Pero no tardaron en llegar las advertencias: “Los albañiles de una obra cercana nos pidieron que por favor dejáramos de usar los tubos porque ya no tenían”, se ríe.
El verdadero salto se dio cuando conocieron a una empresa con capacidad de inyección industrial y comenzaron a colaborar en el desarrollo del producto. Hoy fabrican hasta 40.000 pares por mes en Rosario, y cuentan con puntos de recolección de tapitas en siete regiones del país, incluyendo Tucumán, Mendoza, Buenos Aires, Córdoba y Mar del Plata.
Con 20 tapitas se fabrica un par de canilleras, y hasta ahora ya donaron más de 20.000 pares y transformaron más de 3 toneladas de plástico.
Modelo de negocio (con corazón)
Fenikks tiene cinco unidades de negocio:
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Venta online directa al consumidor
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Venta en tiendas físicas
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Canilleras oficiales para 20 clubes profesionales (en Argentina, México, Chile y Paraguay)
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Distribución en clubes amateurs y regionales
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Colaboraciones con empresas y ONGs
Las canilleras se venden entre $ 24.000 y $ 29.000. “Desde el día uno, el compromiso fue donar una por cada una vendida. Es un modelo de triple impacto que vamos a sostener siempre”, afirma Tomás.
De Rosario a Messi (y al mundo)
Un momento clave fue cuando Lionel Messi recibió y reaccionó a un par de canilleras personalizadas de Fenikks. Ocurrió en la zona mixta del partido Argentina-Chile en el Estadio Centenario. “Conseguimos una acreditación y le entregamos el regalo. Lo más increíble fue que no dejaba de mirarlas y las comentaba con De Paul. Fue una locura”, cuenta Tomás.
El diseño, hecho por el estudio rosarino Estudio 89, combinaba imágenes de Leo en Grandoli, la Copa América y la Copa del Mundo, además de incluir las iniciales de sus hijos y de su esposa Antonela.
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Hoy, Fenikks exporta a Paraguay y Estados Unidos, y se prepara para desembarcar en Chile, Ecuador, Perú y Uruguay.
Próximo paso: botines e indumentaria reciclada
Con financiamiento del Comité Olímpico Internacional, Fenikks está desarrollando una línea de botines hechos con material reciclado. También trabajan en ropa deportiva: “Con 17 botellas se puede hacer una remera. Este año esperamos lanzar los primeros modelos y escalar la producción el próximo”, adelanta Tomás.
El objetivo es claro: liderar la introducción de la sustentabilidad en el deporte, sin perder el foco en el impacto social. “Queremos que por cada producto vendido, ya sea una canillera, un botín o una remera, se done otro. Así generamos accesibilidad, igualdad de condiciones y ayudamos a que más chicos puedan seguir soñando con jugar al fútbol en vez de estar en la calle”, concluye.
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