Aunque hoy es un clásico, pocos recuerdan que Chandon fue pionera en lanzar este formato en 1999, una apuesta disruptiva que ayudó a descontracturar el consumo de espumantes en el país. Más de dos décadas después, el formato se actualiza con una impronta joven, lúdica y sofisticada.
El nuevo diseño apuesta fuerte: etiqueta alargada que envuelve el cuello, cierre a rosca más sustentable y un logo ampliado que gana protagonismo en góndolas y celebraciones. El objetivo: atraer nuevas audiencias, ampliar su alcance más allá del canal tradicional y reafirmar el espíritu innovador de la marca.
“Chandon Mini es ideal para esos momentos inesperados que merecen un brindis. Esta renovación busca potenciar su posicionamiento, conectar con nuevos públicos y fortalecer su presencia global”, aseguró Fernando Gouiran, director de Marketing y Comunicaciones de Chandon Argentina.
El rediseño viene acompañado por una propuesta enológica consolidada. El portfolio argentino incluye las variedades Extra Brut, Rosé, Délice y Apéritif, todas elaboradas en Mendoza con uvas de altura del Valle de Uco. La creación estuvo a cargo de Ana Paula Bartolucci, Chef de Cave de Chandon Argentina, en colaboración con Pauline Lhote, Head Winemaker de Chandon California.
“Los Chandon Minis encapsulan nuestro ADN en un formato audaz y contemporáneo. Son burbujas listas para celebrar lo cotidiano”, dijo Bartolucci.
Mini por fuera, gigante en proyección
Con esta movida, Argentina no solo rediseña un clásico, sino que se consolida como hub de producción internacional para el formato mini de una de las marcas de espumantes más reconocidas del mundo.
Tu opinión enriquece este artículo: