“Esta necesidad me obligó a repensar el modelo productivo actual, donde la mayoría de las grandes industrias responden a modelos lineales de producción, extrayendo grandes volúmenes de recursos naturales y dependiendo de múltiples industrias que funcionan bajo los mismos lineamientos”, explica Virginia González, CEO de Amada Sierra en diálogo con InfoNegocios.
Su formación como ingeniera química, la llevó a realizar una búsqueda constante para encontrar soluciones simples, innovadoras y que den posibles respuestas a problemáticas complejas. Así encontré una solución ecológica fabricando un jabón desengrasante para la limpieza del hogar elaborado a partir del aceite de cocina usado.
Su innovadora propuesta busca que estos detergentes sean parte de la canasta básica del hogar, dando la oportunidad a cada ciudadano de ser partícipe activo en el cambio de paradigma que plantea la economía circular.
“Cada hogar que genera aceite de cocina usado o que consume a su vez, alimentos de establecimientos que optan por transformar sus residuos, tienen la posibilidad de optar por un producto de limpieza efectivo, económico y sustentable”, agrega Virginia.
En su modelo de negocios pone a las personas en el centro, donde cada una es un eslabón en este modelo productivo circular. La correcta disposición del residuo, su transformación y el consumo masivo de un producto con responsabilidad ambiental, hace que cada sociedad trabaje para mejorar la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras.
Amada Sierra es un emprendimiento de triple impacto, en el cual además de generar un impacto positivo y regenerativo en el ambiente se busca entrelazar diversos actores sociales, articulando la red productiva local con la gestión integral de residuos urbanos y generando además, nuevas fuentes de empleo.
La materia prima principal que utilizan es el aceite vegetal usado, conocido también como AVU’s o ACU’s. El modelo productivo transforma todos aquellos aceites vegetales obtenidos luego del proceso de fritura en un nuevo producto circular. Estos aceites vegetales incluyen el aceite de oliva, girasol, maíz, mezcla y coco. “En ocasiones recibimos aceites vegetales que han vencido y que no son aptos ya para su consumo”, añade la empresaria.
Puntos de recepción
Antes de llevar el aceite de cocina usado a los puntos de acopio, es fundamental seguir estas recomendaciones: Primero, dejar enfriar el aceite a temperatura ambiente luego de la cocción de los alimentos, para evitar quemaduras o rupturas de envases; segundo: filtrarlo con colador o papel de cocina; tercero: envasarlo en recipiente cerrado. Se recomienda reutilizar envases y en lo posible plásticos para evitar roturas. Se sugiere recolectar en envases grandes para acopiar a lo largo del tiempo, minimizando el uso de envases y su traslado hacia el punto de acopio.
Los puntos estratégicos de acopio para que los vecinos sirven para que puedan tener otra opción para la correcta disposición del residuo, además de realizar alianzas con productores de alimentos elaborados mediante proceso de fritura. Uno de ellos está ubicado en la Feria Agroecológica de Córdoba, los terceros sábados de cada mes, ubicada en el ingreso a la ciudad Universitaria al frente de la Facultad de Comunicación de la UNC. Recientemente sumaron a AVEIT, asociación vocacional de estudiantes e ingenieros, de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Córdoba. Además este año firmaron un convenio con la municipalidad de Mendiolaza para transformar el aceite de cocina usado domiciliario, siendo el primer municipio que opta por diversificar el uso de este residuo para transformarlo en recurso mediante un modelo productivo circular. En esta localidad de Sierras Chicas, ya comenzó la separación diferenciada y la comunicación a la comunidad vecinal para su correcta disposición.
Menos agua, más consciencia
Cabe señalar que cada pan de jabón representa el volumen de aceite usado en una sartén donde una familia cocinó sus alimentos. “Actualmente estamos transformando por mes el equivalente a preservar unos 200.000 litros de agua”, destacó como logro, Virginia. También añadió que lograron alianzas estratégicas con municipios, espacios populares y que siguen participando en el Clúster de Economía Circular. Si bien aumentamos el espacio productivo para poder escalar nuestra producción, en esta segunda mitad del año nuestro desafío es seguir escalando la producción y abrir nuevos puntos de venta para llegar a más hogares. Existen diversos puntos de venta, tanto en ferias como en locales comerciales. Pueden consultarse en historias destacadas de su IG @somos.amadasierra y también para ventas tanto al por mayor como al por menor a todo el país.
“Acceder a productos sustentables como nuestros jabones desengrasantes biodegradables es una forma práctica, sencilla y económica para implementar hábitos y prácticas sustentables en nuestra vida cotidiana”, añade Virginia. Con el uso de este jabón desengrasante se evita contaminar el agua y el suelo, ambos recursos naturales limitados y que cada vez es más difícil su acceso. Además es amigable con nuestras manos, preservando los nutrientes y la salud de la piel.
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