“A Lula le pasó lo que a Scioli acá en Argentina en la primera vuelta contra Macri” (o por qué las encuestadoras pifian tanto)

(Por Soledad Huespe) Hasta el domingo pasado, Brasil se había caracterizado por la tolerancia y las posiciones  políticas “moderadas”. Hasta el domingo. “Ciertamente viene argentinizando sus disputas políticas. El Brasil de la sonrisa y el relax, en este campo, diría que es cosa del pasado”, sentencia José María Cravero, analista de Opinión Pública y Consultor en Comunicación Institucional. 

Primero lo primero: para despejar fantasmas acerca de los motivos que originaron las “pifiadas” en las encuestas, Brasil tiene una Ley Electoral sumamente madura, cuyas atribuciones alcanzan a la elaboración y divulgación de estudios y encuestas sobre gobiernos y procesos electorales. En ese sentido, ninguna encuesta puede divulgarse sin antes ser registrada en la Justicia Electoral, con un detalle minucioso de los criterios lógicos, instrumentos de recolección, muestras y registros de entrevistas. En este escenario, pensar en una “manipulación de datos”, parece difícil. Y más sabiendo que en Brasil, hacerlo es un crimen que se paga con desprestigio, multas e, incluso, la cárcel.

José María Cravero trabajó al frente de una de las consultoras más importantes de Brasil entre 2008 y 2015, como “estrategista”, como lo llaman los hermanos brasileños. Básicamente se dedicaba a la elaboración y al análisis cuantitativo y cualitativo. Y a suministrar lineamientos y diagnóstico sobre campañas de gobierno y electorales. A él le preguntamos qué se puede esperar el 30 de octubre. Y por qué las encuestadoras se equivocaron como lo hicieron, claro.

IN: ¿Por qué hubo tanta diferencia entre los que acusaban las encuestas, previo a las elecciones (y sobre todo con Bolsonaro) y después, lo que terminó sucediendo?
José María Cravero: Lo primero que hay que decir es que se trata de una pregunta que todavía no se están respondiendo ni siquiera las encuestadoras. Tiendo a pensar que hay una convergencia de factores, hay algunos que la explican por el lado metodológico, en el sentido en que se establece el muestreo poblacional, pero cuando uno establece muestras tenés que trabajar con criterios de segmentación, tenés que asignarle una ponderación a determinados conjuntos poblacionales… No son muestras simples aleatorias, son muestras por conglomerados. Y me parece que hay algunas que están evaluando, que le han asignado mayor participación en las muestras a una población, que por sus características históricas en el registro de voto histórico pro PT, han tenido mayor incidencia y eso ha afectado las tendencias que pronosticaban. Hay otro criterio que apunta más que nada a un fenómeno nuevo en la sociología brasileña, que es un porcentaje expresivo de votantes Pro Bolsonaro, tiene una postura, un preconcepto acerca del rol de las encuestadoras, y de la supuesta función de inducción que tienen la publicación de datos y qué población, en un porcentaje expresivo, se ha negado a expresar su voto y el resultado está a la vista.

IN: Pero no como un voto vergonzante sino como una estrategia…
JMC: Exacto. No era un voto de “no me animo a decir por quién voto”. Puede estar sucediendo un fenómeno de contexto: si vos tenés un candidato que es de tu preferencia que dice que las encuestas mienten, que manipulan, perfectamente esa población puede haber “sinergiado” con esa opinión y cada vez que era convidada a expresarse en una encuesta, decía que no voy a expresarme.

IN: ¿Cómo se arman los grupos de muestreo?
JMC: En Brasil no se agrupa por nivel socioeconómico, sino por ingreso. O sea, hay una escala de la población que tiene un ingreso menor a 2 salarios mínimos, un grupo de población equivalente a dos salarios mínimos y cada segmento de eso, mientras va subiendo en escala de ingresos, tiene establecido un porcentaje. Hay algunos metodologistas que plantean que la población que se ubica en el rango de los 2 salarios mínimos (que equivale a US$ 400 o US$ 450) no representa el 55%, como algunas encuestadoras le asignan a esa población, sino que hoy representa el 35 o el 37%. Entonces si sobrecargás una muestra con mayor representación de ese segmento, que históricamente (insisto) tiene la tendencia a votar a Lula, te puede desviar una muestra y vos le estás dando al voto por el Partido de los Trabajadores, una mayor incidencia de lo que efectivamente saca. 

IN: ¿Quién la tiene más fácil? Lula o Bolsonaro?
JMC: Hay una corriente de análisis que establece que no está para nada fácil para Bolsonaro conseguir 9 millones de votos, que es lo que separa de Lula. Y hay otra corriente que dice que el viento a favor sopla para Bolsonaro y el de frente en contra de Lula.

IN: ¿Y vos, cómo lo ves?
JMC: La tendencia es que Bolsonaro achique mucho la diferencia. Me parece que el final va a ser muy cerrado. No creo que ni siquiera corresponda establecer una suma simple. Creo que a Lula le pasó lo que a Scioli acá en Argentina en la primera vuelta contra Macri. Te acordás que Scioli perdió ganando en la primera vuelta.

IN: ¿Creés que puede pasarle lo mismo a Lula? ¿Perder habiendo ganado en primera vuelta?
JMC:  Puede estar sucediendo eso en Brasil, no lo descarto.

IN: ¿Cómo puede impactar en Argentina que gane uno u otro? 
JMC: Impacta a nivel del microclima de los circuitos altamente politizados. A nivel social no estoy viendo que Argentina esté en condiciones de tender puentes de permeabilidad con un resultado de una elección en Brasil. Con la situación macro por la que pasa Argentina, con un 100% de inflación, la verdad que no veo que pueda ser extrapolable el fenómeno de acá al de allá. Eso a nivel social. Pero a nivel político creo que la realidad cataliza muchísimas de las posturas de las fuerzas que se aprestan a definir opciones electorales con vistas al año que viene. Si me preguntas cómo impactaría una eventual derrota de Lula en El Frente de Todos, va a ser un mazazo anímico. Pero eso aún no sucede y tampoco sé si Lula realmente se va a quedar o no con el triunfo, o se lo lleva Bolsonaro. Pero insisto, influye en los circuitos más politizados. A nivel social, no veo que Argentina tenga condiciones macro para estar con un oído sobre las elecciones de Brasil.

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