Hoy en Argentina hay menos de una decena de cuadrúpedos avanzados en funcionamiento. Y en Córdoba, solo AiphaG logró ponerlos en acción de manera operativa. “Somos pioneros en el uso de estos robots con propósitos industriales y de seguridad, con impacto real en la prevención de accidentes y la mejora de métricas de seguridad”, explica Sergio Cusmai.
La reacción del público es instantánea: curiosidad, admiración y respeto. “Cuando ven que no son robots de exhibición sino herramientas funcionales, la percepción cambia: pasan a ser parte del futuro del trabajo y de la seguridad laboral”, asegura el empresario.
Qué pueden hacer estos cuadrúpedos
Los “perros” de AiphaG están diseñados como herramientas de prevención activa y asistencia. Algunas aplicaciones concretas:
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Seguridad industrial: patrullajes autónomos con detección de personas, humo y zonas restringidas.
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Prevención de delitos: monitoreo y reconocimiento en tiempo real.
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Logística interna: inspección de zonas peligrosas o de difícil acceso sin exponer al personal.
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Asistencia remota: auditorías y soporte técnico en vivo gracias a cámaras 4K y sensores avanzados.
Además, los cuadrúpedos se integran con la plataforma Porton (una herramienta de aplicación industrial que integra IA, realidad virtual y realidad aumentada), para análisis predictivo y anticipación de eventos críticos.
Sergio Cusmai, CEO de AiphaG.
Costos, alquileres y la idea de una “concesionaria”
El precio base de uno de estos robots ronda los US$ 20.000, pero AiphaG trabaja con un modelo de alquiler mensual entre US$ 1.800 y 2.000, que incluye software, módulos de inteligencia y soporte.
¿Y la famosa “concesionaria de perros robots”? Cusmai confirma que es más que un sueño:
“Queremos democratizar esta tecnología. Que empresas, municipios o fábricas puedan tener su cuadrúpedo con servicio incluido, sin inversión inicial. Incluye mantenimiento, actualizaciones y soporte remoto”.
De Córdoba al futuro
Cusmai está convencido de que la provincia está lista para estas innovaciones: “Tenemos universidades potentes, una comunidad técnica increíble y un tejido industrial con hambre de modernización. Solo hace falta visibilizar que esto no es ciencia ficción: es industria real, prevención real y productividad aumentada”.
¿Su “fantasía”? Que estos robots salven vidas: que detecten fugas antes de un accidente, disuadan robos o acompañen a personas mayores notificando si necesitan ayuda.
De la ciencia ficción a la fábrica, pasando por tu barrio: los perros robots ya son parte de la Córdoba del futuro.
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