Seguramente todo el país ha escuchado el jingle y ha tenido alguno de sus productos, pero lo que no muchos saben es que la cuna de Ormay no fue Buenos Aires, sino Córdoba, la provincia que los vio nacer y desde donde día a día producen para abastecer a todo un país.
La historia de Ormay comenzó en mayo de 1953, cuando dos hermanos, Rubén y Dante Soriano, fundaron en Córdoba una empresa dedicada a la fabricación de cocinas a gas. Arrancaron en pleno Alberdi, en la esquina de Eduardo Coni y Dr. Mariano Castex, donde poco a poco fueron no solo aumentando su producción de cocinas, sino también a aventurarse en la fabricación de otros productos como calefones ¡y hasta kartings!
La primera planta, ubicada en barrio Alberdi.
Con el tiempo y el gran crecimiento que tuvo a finales del Siglo XX, Ormay decidió dar uno de sus grandes saltos: mudarse de la esquina que los vio nacer para irse a una nave en barrio Los Boulevares. La mudanza se completó en 1995 y desde allí fueron ampliándose mucho más, hasta tener hoy una planta de 10.000 m2 que integra robótica, logística y gestión para la producción de sus más de 80 productos.
La nueva planta cuenta con 10.000 m2.
En ese sentido, la cocina a gas sigue siendo el producto insignia, aunque en los últimos años se incorporaron equipos importados para sumar tecnología, como hornos empotrables con pantalla táctil y freidora de aire incorporada.
Una cocina en cada región del país
El modelo de negocios se sostiene en la venta a pequeños y medianos comercios, manteniendo la cercanía con sus clientes, una de las claves de su éxito y la capilaridad que logran tener al estar presentes en zonas donde las grandes superficies no llegan.
La distribución alcanza a todas las provincias argentinas, de Ushuaia a La Quiaca, siendo uno de los principales jugadores del mercado en Córdoba.
Los míticos vehículos que usaban en los 90 para promocionar sus productos.
La clave de seguir a flote
Desde su fundación, Ormay siempre tuvieron en claro que lento y seguro también se puede llegar lejos, no toman decisiones sin antes repasarlas meticulosamente ni se embarcan a experimentar con productos que no están seguros si a sus clientes les puede deleitar. Pasos seguros y medidos para un crecimiento sostenido.
“Mi abuelo siempre decía: hay que pegarle al mismo clavo”, recuerda Nicolás Soriano, supervisor de Marketing y tercera generación en la empresa, para explicar la estrategia de enfocarse en un producto y perfeccionarlo antes de diversificar.
Nicolás Soriano, supervisor de Marketing y tercera generación en la empresa.
El ingreso de los nuevos miembros también siguió una regla: comenzar por las tareas básicas para conocer el proceso productivo desde adentro. “Nuestra fortaleza fue adaptarnos sin depender de un partido político”, añade.
Así, esta empresa, que vivió decenas de crisis, presidentes, la caída y vuelta de la democracia, la llegada de internet y un mundo cada vez más globalizado ha sabido adaptarse y sacar provecho de cada época, sobre todo en robótica, que desde 2010 vienen incorporando, con robots de soldadura, estampado y pintura que agilizan la fabricación, sin dejar de lado el trabajo manual, con cerca de 80 personas que trabajan a diario en la empresa actualmente.
Su última gran ampliación incluyó una nave destinada exclusivamente a la logística, con dos rampas de carga para camiones.
Además, tampoco son ajenos al boom de las energías renovables, habiendo instalado en el techo de la planta 365 paneles solares que abastecen cerca del 70% del consumo eléctrico, evitando la emisión de 110 toneladas de CO2 al año.
Pensando a futuro
Desde Ormay ven con buenos ojos el futuro, con el objetivo de corto plazo de fortalecer la presencia en Buenos Aires en 2026, sin perder la esencia que marcó a la compañía desde su origen.
Con esa filosofía, Ormay busca que el futuro se parezca a su historia: industria cordobesa y un horno siempre encendido para cocinar nuevas oportunidades.

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