“No podemos ni debemos esperar que el gobierno cambie nuestra realidad, porque eso nos deja siempre a la espera: del Estado o del dinero que venga de afuera. El empresario tiene una gran responsabilidad en transformar la sociedad, porque quien lidera en su ámbito también influye en el cambio colectivo”, señala al comienzo del encuentro Martín Teicher, presidente de Elyon Desarrollistas.
Jorge Colina, presidente de IDESA y encargado de liderar la charla “Repensar el futuro: Desarrollo inmobiliario y país después del 26 de octubre”, señala que el resultado electoral “no cambia demasiado las reglas del juego” y subraya que la verdadera clave está en la estabilidad macroeconómica. “Sin estabilidad no hay crédito, y sin crédito no hay desarrollo inmobiliario”, afirma. Según el economista, el acceso al financiamiento es determinante para ampliar la oferta habitacional: “Hoy hay unas 400.000 familias alquilando en la ciudad de Córdoba y otras 150.000 en el interior. Más crédito implica más construcción, y más construcción significa menor presión sobre los alquileres”.
Nuevos instrumentos para un nuevo ciclo
El economista destaca también la necesidad de innovar con herramientas financieras mixtas, que combinen ajustes en pesos y dólares, de modo que los inversores institucionales puedan fondear créditos sin exponerse totalmente al riesgo cambiario. “Hay que empezar a diseñar instrumentos 50% en dólares y 50% en pesos. Es el paso necesario para que los fondos fiduciarios se vuelvan activos atractivos y sostenibles”, propone.
En este punto, Colina es claro: los bancos tradicionales no liderarán la reactivación del crédito hipotecario. “Van a ser los desarrollistas y los fondos los que se conviertan en actores financieros. No pueden esperar que el sistema bancario vuelva a ofrecer préstamos masivos. Deben buscar administradores de fondos, hay más de 30 en Argentina, que estructuren estos fideicomisos con reglas claras y verificables”, explica.
“Si las reglas son transparentes y los préstamos se otorgan con criterios técnicos, el bono vale. Si no, nadie lo compra”, agrega Colina durante el encuentro organizado por Grupo Elyon, empresa fundada en 2005 por Ernesto Bernardo y que lleva desarrollados más de 85.000 m2 (32 edificios y más de 1.100 unidades).
El sueño del ladrillo, más vigente que nunca
Con respecto a la tradicional preferencia argentina por el ladrillo y el dólar, Colina reconoce que el apego cultural a la casa propia “va a seguir existiendo por mucho tiempo”. “El argentino asocia el ladrillo con seguridad. Para muchos, comprar una casa es comprar dólares en forma de techo”, explica.
Sin embargo, el economista marca una diferencia generacional: “Los jóvenes son más móviles. Probablemente prioricen la flexibilidad antes que la propiedad, algo más parecido al modelo estadounidense”.
En cualquier caso, insiste, el acceso al crédito permitiría transformar un ahorro pasivo en inversión productiva. “Hoy muchos guardan los dólares debajo del colchón esperando comprar una casa. Con crédito, podrían hacerlo mañana mismo y pagarla en cuotas. Sin crédito, deben esperar años y, mientras tanto, pierden poder adquisitivo”, señala.
Construir futuro, construir sociedad
Desde Elyon Desarrollistas, compañía que preside Martín Teicher, consideran que el desarrollo inmobiliario tiene un importante rol social, y es un punto de encuentro donde los extremos (el inversor y el obrero) se potencian, en una sociedad cada vez más disociada.
“En estos 20 años de haber construido, creo que lo más importante no es el ladrillo ni la vivienda: lo que se ha construido es sociedad. Porque una sociedad se construye entre socios. Si estamos separados, no hay sociedad posible. Por eso, cada edificio, cada obra, cada inversión que concretamos, también es un grano de arena para construir una sociedad mejor”, concluye Gabriel Teicher, vicepresidente de Elyon Desarrollistas.

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