La agricultura regenerativa: ¿una estrategia rentable?

(Por Guillermo Delgado, Head de Sustentabilidad LATAM de Syngenta) La salud del suelo y la prosperidad del campo están intrínsecamente vinculadas. Para el productor la tierra es su recurso más valioso, pero también sabe que es vulnerable. La evidencia global es clarísima: más del 30% de los suelos del mundo están degradados, y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) advierte que, si no actuamos, en menos de 60 años podríamos quedarnos sin superficies cultivables sanas.

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En este contexto, surgen preguntas cruciales: ¿Cómo cuidamos los recursos sin poner en jaque la rentabilidad del productor? ¿Cómo logramos que la sustentabilidad sea un aliado del negocio? La respuesta cada vez más sólida apunta al concepto de agricultura regenerativa como una vía que, bien implementada, puede transformar el futuro del sector. No se trata solo de cuidar el medio ambiente, sino de integrar la innovación, la trazabilidad y las alianzas estratégicas para generar valor económico. 

En Syngenta, desde hace años, la sustentabilidad está en el centro de nuestra estrategia de negocio. Regenerar el suelo y la naturaleza, a través de prácticas que apuntan a dejar el sistema mejor que como lo encontramos, es un compromiso que asumimos día a día. Es así como, basados en nuestras Prioridades de Sustentabilidad - lograr mayor rendimiento con menor impacto, regenerar el suelo y la naturaleza, impulsar la prosperidad rural y operar de manera sustentable - hemos desarrollado una visión en la que la agricultura regenerativa desempeña un papel fundamental en nuestra estrategia para alcanzar estos objetivos. 

Buscamos ser agentes activos de cambio, promoviendo la innovación y fortaleciendo alianzas con actores que comparten nuestro compromiso por impulsar un agro más sustentable, productivo y rentable. Estas alianzas estratégicas, que incluyen colaboraciones con empresas como PepsiCo y Nera, reflejan claramente el espíritu de nuestras prioridades y han sido clave para demostrar que la sustentabilidad puede ser un potente generador de valor económico. 

Por ejemplo, en la cadena de valor del girasol, trabajamos junto a productores de distintas provincias a través de nuestro Programa de Abastecimiento Sustentable, aplicando y verificando prácticas de agricultura regenerativa. En su primer año, esta iniciativa permitió entregar a PepsiCo 4.000 toneladas de aceite de girasol provenientes de campos en Buenos Aires, La Pampa, San Luis y Santa Fe, donde se implementaron prácticas como rotación de cultivos, siembra de cobertura, uso eficiente de recursos, entre otras. Además del cuidado y regeneración del suelo, los productores participantes obtuvieron entre un 1% y un 2% más por su grano respecto al precio de mercado local, evidenciando un impacto positivo no solo en el ambiente sino también en su rentabilidad.

A su vez, en alianza con la plataforma financiera Nera promovemos condiciones especiales de financiamiento para productores que midan, registren y adopten prácticas regenerativas en sus campos. Esto facilita y apoya la transición hacia modelos más sustentables, alineados con las necesidades económicas y sociales del sector, posibilitando hacerlos sostenibles en el tiempo. 

En definitiva, apostar por la agricultura regenerativa es apostar por un modelo que une productividad, rentabilidad y cuidado de los recursos naturales. Pero hay un punto central: solo aquello que puede medirse puede gestionarse y escalarse. Por eso, la verificación de las prácticas es esencial no solo para asegurarnos de que estamos haciendo las cosas bien, sino también para demostrarlo con transparencia frente a toda la cadena de valor y la sociedad. Medir, registrar y validar los resultados permitirá que la agricultura regenerativa deje de ser una aspiración y se convierta en una realidad comprobable, capaz de transformar de manera tangible el futuro del campo.

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