Facundo Devani: el belvillense que convirtió la historia de la ciudad en un álbum colectivo

Nacido en Bell Ville y hoy radicado en Villa María, Facundo Devani creó Bell Ville y su Historia, un proyecto que nació en plena pandemia y que hoy es un punto de encuentro virtual donde vecinos comparten fotos, recuerdos y anécdotas de la ciudad. Con miles de seguidores en Instagram y Facebook, la página rescata el patrimonio cultural y arquitectónico, y lo transforma en memoria viva.

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Facundo Devani nació en Bell Ville en 1991. Aunque desde hace algunos años vive en Villa María —donde trabaja como editor en la editorial universitaria Eduvim y cursa el profesorado en Lengua y Literatura—, su corazón y su mirada siguen puestos en la ciudad que lo vio crecer.

Bell Ville y su Historia es un espacio digital en Instagram y Facebook dedicado a rescatar, preservar y difundir la memoria de la ciudad. A través de fotos antiguas, postales, recortes de diarios, documentos y testimonios de vecinos, el perfil funciona como un gran álbum colectivo que muestra cómo era Bell Ville en distintas épocas y cómo fue cambiando con el tiempo. Su creador, Facundo Devani, no se limita a recopilar anécdotas: busca siempre respaldar cada historia con rigor histórico, investigando en archivos, bibliotecas y fuentes documentales para que los relatos no queden solo en la memoria oral, sino que tengan sustento y precisión.

Del árbol genealógico al archivo colectivo

El origen del proyecto se remonta a los años de pandemia, cuando Facundo comenzó a armar el árbol genealógico de su familia. La investigación lo llevó a descubrir que tanto los Devani como los Pochettino estaban en Bell Ville desde fines del siglo XIX.

Esa curiosidad derivó en largas lecturas, cuadernos llenos de anotaciones y, con el tiempo, la idea de que todo ese material merecía ser compartido. “Quería que la historia fuera accesible, no solo para estudiosos, sino también para estudiantes y vecinos que se crucen con una publicación y se enganchen”, cuenta.

Así, en 2023 nació Bell Ville y su Historia en Instagram y Facebook, con un objetivo claro: difundir la historia local fuera de los círculos tradicionales y alimentarla con los testimonios y aportes de la comunidad, siempre siguiendo el rigor histórico.

Un gran álbum de todos

Las primeras publicaciones se nutrieron del archivo familiar: postales, recortes y fotos guardadas por sus abuelos. Luego, llegaron los aportes de seguidores, imágenes de la biblioteca Ramón J. Cárcano, material del archivo municipal y hallazgos de diarios antiguos.

“Me gusta pensarlo como un álbum local que se arma con lo que me envían los vecinos. A veces tardo un año en construir una publicación porque espero encontrar la foto justa que la acompañe”, explica.

El proyecto no solo rescata imágenes, sino también historias que de otro modo se perderían: la resistencia de vecinos que intentaron evitar la demolición del puente Sarmiento, o el hallazgo de la única foto conocida de la casona de la familia Sastre, obtenida gracias a un mensaje inesperado.

Patrimonio en primer plano

Para Facundo, la página también cumple un rol de puesta en valor del patrimonio arquitectónico y cultural de Bell Ville. “Uno camina por el parque Tau, por el centro o por los barrios y no siempre se detiene a ver la historia que hay detrás de un edificio, una plaza o una institución”, reflexiona.

En ese sentido, cree que mostrar el pasado ayuda a generar sentido de pertenencia y a cuidar lo que queda.

Proyecciones y sueños

Aunque Bell Ville y su Historia nació sin fines de lucro, el crecimiento del proyecto le permite soñar. Facundo imagina un libro con fotos comparativas del “antes y después” de la ciudad, una idea atractiva pero costosa.

Más que un simple perfil de redes, es un emprendimiento cultural distinto, nacido de la curiosidad personal y el amor por la ciudad. No persigue fines comerciales, sino que se construye a partir del vínculo humano: vecinos que comparten recuerdos, fotos familiares o datos que atesoran desde hace décadas. Facundo Devani convierte ese material en relatos accesibles y documentados, logrando que la historia local deje de ser un asunto de especialistas para transformarse en una experiencia colectiva, cercana y profundamente emocional.

“El proyecto es mucho más grande que una persona que sube fotos. Pertenece a la ciudad. Me encanta que la gente lo sienta propio, que lo vea como algo que es de todos y que nos conecta con nuestra identidad”, concluye.

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