750 razones para creer: cuatro socios, una receta y una marca que va más allá del sabor

Lo que empezó como una receta familiar en la cocina de un bar bellvillense, hoy es una marca con identidad propia, proyección nacional y 10.000 alfajores diarios en producción. ¿El secreto? Una fórmula que mezcla pasión, profesionalismo y una pizca de amistad entre sus cuatro socios: Juan Pablo Zamudio, Maximiliano Dauria, Bernardo Ciocca y Fernando Villar.

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De la cocina del bar al desarrollo de una marca

La historia de Alfajores 750 no empieza en una fábrica, sino en un bar. Allí, en los años 90, la familia de Juan Pablo Zamudio comenzó a elaborar capias (alfajor artesanal característico de Bell Ville) con una receta auténtica, pensada originalmente para acompañar el café en el bar que en ese momento era de ellos: Come Back, ubicado en pleno centro de la ciudad. Pero algo empezó a pasar: los clientes no solo los pedían en el momento, sino que querían llevarlos a casa. La demanda creció y, con ella, también la idea de algo más grande.

Décadas después de aquellas primeras pruebas caseras que Juan Pablo compartía con su padre, la pasión por hacer alfajores no solo seguía viva, sino que pedía crecer. Esa llama se reavivó en una charla de café con Maximiliano Dauria, amigo desde la infancia, con quien compartía mucho más que recuerdos: compartían la misma visión de llevar esos sabores al siguiente nivel.

Así nació Alfajores 750, no como un proyecto frío de negocios, sino como una idea que se fue llenando de afecto, entusiasmo y compromiso.

Al entusiasmo de los dos se sumaron pronto Fernando Villar y Bernardo Ciocca, quienes vieron en esa receta algo más que buen gusto: vieron un potencial real, un sueño con base sólida. Juan Pablo y su padre ya habían preparado el terreno: una fábrica equipada y lista para escalar. Solo faltaba ese empujón final.

Fue entonces cuando, con la llegada de los nuevos socios, la experiencia profesional se combinó con el espíritu emprendedor y el cariño familiar. Así, la fábrica se transformó en una unidad moderna y organizada, donde cada detalle fue pensado para conservar la esencia artesanal, pero con la fuerza de un equipo que apuesta al largo plazo.

Un equipo con roles definidos y una visión compartida

Cada uno de los socios asumió un rol clave:

  • Juan Pablo Zamudio, liderando producción

  • Maximiliano Dauria, al frente del área comercial

  • Bernardo Ciocca, en marketing

  • Fernando Villar, en calidad, mantenimiento e infraestructura

Lo interesante es que no se trata solo de dividir tareas, sino de combinar miradas para construir una propuesta que respeta la calidad artesanal, pero con visión de escala. Así, comenzaron a invertir en maquinaria, estandarizar procesos y profesionalizar cada etapa de producción, acompañados por el asesoramiento de una ingeniera en alimentos para garantizar procesos seguros y una calidad uniforme en toda la producción.

10.000 alfajores por día (y más en camino)

Hoy, la planta tiene capacidad para producir hasta 10.000 alfajores diarios. Si bien la línea principal está optimizada para grandes volúmenes, todavía mantienen algunas variedades que se elaboran de forma más artesanal, cuidando ese “toque casero” que los hizo conocidos.

Y la innovación no se detiene: están por lanzar un nuevo producto, que ya fue testeado con éxito y próximamente estará en las góndolas. Para eso, realizaron adaptaciones en la línea de producción y ultiman detalles para la presentación oficial en expoBell, la Exposición Rural, Industrial y Comercial que se llevará a cabo en septiembre en Bell Ville, donde Alfajores 750 será expositor.

Comercialización con alma emprendedora: caídas, aprendizajes y logros

El camino comercial también fue un proceso de aprendizaje, esfuerzo y convicción. Arrancaron de a poco, vendiendo en kioscos de Bell Ville, armando cajas especiales para vinotecas y atendiendo personalmente a cada nuevo cliente.

Como todo emprendimiento en crecimiento, también tuvieron tropiezos: cheques devueltos, estafas, momentos duros que pusieron a prueba la motivación del equipo. Pero lejos de rendirse, siguieron apostando al proyecto.

Hoy, 750 está presente en todo el país, incluyendo zonas turísticas clave de la Capital Federal y más de 250 kioscos porteños, donde su producto es uno de los más requeridos. También producen a “fason” para otras marcas, y su presencia en shoppings y tiendas gourmet de Córdoba sigue creciendo. Trabajan con distribuidores que piden reposición constante, un indicador claro de aceptación del producto que los llena de orgullo.

Asesorados por buenos y diferentes profesionales, y con una visión cada vez más estratégica, no descartan el desarrollo de franquicias. Desde 2023, todo el crecimiento ha sido financiado con recursos propios, sin inversiones externas, algo que refleja el compromiso y la confianza en el proyecto.

Alfajores 750 evoca potencia, empuje, movimiento, como un motor que no se detiene. Así avanza este proyecto nacido de una receta familiar y potenciado por la unión de cuatro amigos que decidieron apostar en serio. Porque cuando la pasión se combina con la experiencia, y la amistad se convierte en sociedad, no hay límites para lo que se puede lograr.

Esto recién empieza.

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