“En nuestra región, la depresión resistente y la ansiedad son los dos motores más inmediatos de crecimiento”, explica Gabriela Genovese, vocera de LaPsyConf y socia fundadora de Panambí Ventures, fondo que impulsa startups de psicodélicos desde Latinoamérica.
“Más del 30% de los pacientes con depresión no responde a los tratamientos convencionales, y en América Latina los trastornos de ansiedad afectan a más de 30 millones de personas. Tenemos una oportunidad única para cerrar la brecha en salud mental y exportar soluciones al mundo”, resume.
Regulación, el gran cuello de botella (y el tabú que aún pesa)
A diferencia de países como Canadá, Australia o algunos estados de EE.UU., en América Latina todavía no hay marcos regulatorios claros para investigar o aplicar terapias psicodélicas. Esa falta de reglas complica tanto la inversión como la creación de startups.
“Hoy los VC (venture capitals, capital de riesgo) de la región siguen más enfocados en fintech o mercados maduros. La industria de los psicodélicos necesita fondos especializados que entiendan el valor científico y terapéutico detrás”, señala Genovese.
También queda pendiente una tarea cultural: derribar el prejuicio de que los psicodélicos son solo “drogas”. “Hace falta educación para mostrar su verdadero potencial clínico”, apunta la vocera.
Argentina, talento y biotecnología para jugar en primera
Aunque los costos operativos en la región son hasta 30% más bajos que en EE.UU. o Europa, lo que realmente diferencia a Argentina es el talento emprendedor y científico.
“Tenemos investigadores de nivel mundial, universidades públicas que forman profesionales competitivos y un ecosistema biotecnológico que ya exporta soluciones. Esa combinación de costo + talento + biodiversidad es única”, afirma Genovese.
No es casual que Buenos Aires suene como un posible hub regional. “Más allá del tamaño de São Paulo o Ciudad de México, lo que distingue a Buenos Aires es su capacidad de articular ciencia, tecnología y capital. En el Foro Arcap 2025 todos los fondos de Latam coincidieron: ese es el diferencial argentino”, agrega.
De la ketamina al futuro de la psilocibina: cobertura médica en el horizonte
Aunque suene futurista, algunas terapias ya están siendo cubiertas por obras sociales, como es el caso de la ketamina en ciertos contextos clínicos. “Eso demuestra que no es una utopía. Si hay evidencia y regulación, el sistema puede integrar estas terapias”, explica Genovese.
La incorporación de psicodélicos a la medicina formal sería un game changer: ampliaría el acceso, impulsaría la inversión y, paradójicamente, podría reducir costos en salud. “Estos tratamientos tienen mayor efectividad, menos recaídas y menor dependencia de medicación crónica. Son beneficiosos para el paciente y para el sistema”, resume.
Lo que viene
Si Argentina avanza en la regulación, lo primero que despegaría sería la manufactura de compuestos y el desarrollo de protocolos terapéuticos. “Tenemos una industria farmacéutica fuerte y profesionales que ya se están formando en estas prácticas”, explica Genovese.
LaPsyConf, que reunirá a los principales referentes del mundo este año, busca justamente eso: posicionar a Latinoamérica en el mapa de la innovación psicodélica. Y todo indica que los ojos del capital (y del futuro de la salud mental) ya empezaron a mirar hacia el sur.
El argentino que ya vio venir la ola
Antes de que el tema ganara fuerza en América Latina, un argentino ya había apostado por el potencial terapéutico de los psicodélicos: Aíto de la Rúa, quien fundó en Países Bajos una compañía de investigación enfocada en desarrollar terapias alternativas basadas en moléculas naturales.
Su proyecto, ubicado en uno de los polos más avanzados del mundo en materia regulatoria y científica, muestra que el talento y la visión argentina también se exportan en este campo. Y que, incluso desde Europa, hay ojos locales mirando cómo evolucionan las políticas y la ciencia en la región para eventualmente traer innovación de vuelta al país.