La historia de Guadalupe es la de muchas jóvenes profesionales atravesadas por las altas expectativas sociales y las carreras “seguras”, pero que un día deciden cambiar de rumbo. Aunque su formación se consolidaba en el mundo jurídico, con una rutina diaria en Tribunales, la vocación comercial siempre estuvo: “De chica vendía pulseritas, tortas, lo que se me cruzara. Siempre me gustó vender, solo que nunca lo cultivé, decidí estudiar abogacía y seguir ese camino, como el de toda mi familia”, cuenta.
Fue en 2021 cuando ese impulso dormido empezó a tomar forma. Primero publicaba su ropa para vender en Facebook, luego sumó la de su mamá, tías y amigas. La rueda empezó a girar. Hasta que decidió crear un perfil en Instagram, fotografió las prendas con descripciones detalladas y descubrió que eso, que parecía un hobby, era en realidad lo que más la apasionaba. “Me encantaba vender, conectar con las clientas, escribirles, recomendarles. Ahí me di cuenta de que lo mío estaba por otro lado”, agrega Guadalupe.
Demulata: una marca con alma
El nombre del proyecto no es casual. “Mulata” era el apodo de su abuela paterna, figura clave en su familia: “La persona más importante en la vida de mi papá, que a su vez es la persona más importante en la mía, era ella. Por eso elijo su nombre. Además, me gustó lo simbólico: la mezcla entre lo africano y lo europeo, como mi ropa: una mezcla entre lo nuevo y lo viejo, prendas resignificadas”.
El diferencial de Demulata está en la curaduría: Guadalupe es sumamente exigente con la selección de prendas. Trabaja con 60 proveedoras en Córdoba Capital, a quienes les exige calidad, primeras marcas y prendas en excelente estado. “Yo selecciono todo. Si una prenda tiene bolitas, manchas o está rota, no la publico. Siempre trato de donar a fundaciones como Manos Abiertas. La imagen de mi marca es la prioridad”, explica.
Guadalupe Ispani, creadora de Demulata
Las ventas hoy se realizan 100% online, no cuenta con showroom actualmente. El sistema es dinámico, ella misma graba y edita videos para mostrar las prendas en Instagram. “Antes subía solamente fotos, pero los videos humanizan la marca. La gente me conoce, me ve, se siente más segura al comprar. El feedback con mis clientes es hermoso. Los envíos los realizo el mismo día de la compra, con número de seguimiento. La persona compra y en minutos ya sabe que su pedido está en camino”, asegura.
Hoy proyecta profesionalizar aún más la marca: trabaja con una diseñadora en su identidad visual, desarrollará una web para automatizar ventas y analiza la apertura de un local físico.
“Mi sueño es que Demulata sea un referente en moda circular, cuidada. Que la gente sienta que está comprando inteligente: prendas excelentes al 70% menos de lo que valen en un shopping, de marcas nacionales e internacionales. Me gustaría expandirme a hombres y niños. Ya tengo los nombres y branding listos, pero todo a su tiempo”, adelanta.
Con una comunidad que crece día a día, Guadalupe se anima a los vivos en Instagram, planifica sus posteos con estrategia y le pone el cuerpo a cada parte del proceso. “Me levanto feliz. Me maquillo, me hago los bucles, grabo con toda la onda. Quiero que la buena vibra se note, que más allá de la prenda, la gente se lleve una experiencia”, concluye.