En la reunión de la Fundación Mediterránea todos tienen claro cuál es el pensamiento económico de Espert, pero muchos quedaron sorprendidos este miércoles con la mirada política de este economista que se metió en política hace pocos años.
Para Espert, llegar al poder "dibujando" a la sociedad lo que se debe hacer (reforma laboral profunda, achicamiento del Estado y apertura al mundo) es la base de la debilidad que termina con los frentes electorales como fueron la Alianza que llevó a De la Rúa al poder o el Cambiemos de Macri.
"Quiero ser claro: creo que el kirchnerismo es lo peor que le pasó a la historia Argentina -explicó en el foro virtual-; pero va a volver este u otro populismo tantas veces como fracasen las alianzas en su contra que no aprendan que sin un mandato expreso para hacer las reformas, sin decirlo de frente en campaña, no tiene sentido ganar una elección".
Aunque cree que Argentina está en una decadencia que está "cerca de no tener retorno", también abre una luz de esperanza: esta vez la crisis va a suceder con el populismo en el poder. La "bomba" va a estallar cuando quienes tienen las ideas equivocadas están en el gobierno y por eso pone muchas fichas en las elecciones legislativas del año próximo para configurar un "Frente del Sentido Común".
"Con 6,5 millones de trabajadores en negro, decir que hay que cambiar la leyes laborales y flexibilizarlas no es de derecha o de izquierda, es de sentido común", ejemplifica.
Para Espert, el camino de un “triángulo virtuoso” pasa por tres vértices:
- apertura al mundo con un dólar alto (para no repetir "malas aperturas")
- baja de impuestos y achicamiento drástico del Estado
- reforma de todas las leyes laborales y flexibilización laboral.
Este "tridente" -dice- debe ser simultáneo y generar un crecimiento económico rápido que permite modernizar todo el resto de la economía.
A diferencia de otros discursos "pro-empresario" (como los del mismo Cambiemos), la mirada de Espert no tiene eco en muchos sectores industriales que defienden la protección estatal y a los que Espert culpa de la decadencia argentina (los empresarios prebendarios, les dice), junto a los políticos corruptos y los sindicalistas millonarios.