Probamos el Citroën C3 pack XTR. Conclusiones.

(Por José Manuel Ortega) Viaje de regreso desde Buenos Aires y los caminos de nuestra geografía cordobesa fueron testigos de este C3 con look aventurero. Practicidad y distinción, sus avales.

Había probado C4 (varios), Berlingo, C4 Picasso y C5, pero no había tenido experiencia alguna a bordo del hermano menor de la familia francesa. Lo retiré de Citroën, en Martínez y si bien pude eludir el caos del tránsito porteño (y los accesos) en horas pico, la Panamericana no estaba -precisamente- desierta. Y comencé a comprobar algunas virtudes del C3: muy práctico para moverse con agilidad. El motor 1.4 de 75 CV no apunta a las prestaciones, pero (tal cual me ocurrió con la prueba del Peugeot 207 compact 1.4) disimula la diferencia de 35 CV respecto al 1.6 16 V. Y el consumo sí ostenta una ventaja importante respecto a aquel.
El empuje de este motor no es demoledor, aunque sí parejo y suficiente para un uso citadino y para la ruta si no se es de pie derecho pesado. A 130/140 km/h puede viajarse tranquilamente, con algún ruido eólico, pero con sonoridad razonable y muy buen confort de marcha.

Estéticamente es agradable, mantiene su vigencia, a pesar del tiempo transcurrido con escasas modificaciones. Si se lo compara con el -recientemente presentado en Europa- C3 II, aparecen las diferencias, y es lógico.
Este pack XTR incorpora detalles plásticos “tipo off road” en todas sus caras, y junto con las barras en el techo, le dan un toque aventurero y diferenciador.
Su diseño interior es atractivo, con las poco prácticas toberas circulares. Abunda el plástico como en sus competidores, pero con una terminación prolija, sin baches. Volante regulable, como también la butaca (de sujeción mejorable), permiten obtener una correcta postura de manejo.
El espacio no sobra, aunque no está pensado para largos viajes de familias numerosas. Atrás es algo corto.

Vuelvo a manifestar mi poco apego a los instrumentos digitales. En el caso de nivel de combustible y temperatura, no hay críticas. Sí para su tacómetro, en ubicación y formato muy poco prácticos.
Insólita ubicación de comandos de levantavidrios traseros y delanteros.
Bocina con un “delay” -como en Berlingo- incómodo.
Dirección de asistencia variable -muy- suave, ideal para el público femenino, por lejos, mayoría en las ventas del pequeño modelo. Directa y precisa en ruta.

No lo exigimos en curvas lentas, pero mostró seguridad ante cambios de dirección.
Excelente la caja de cambios, muy precisa, suave, en conjunción con un embrague muy liviano. Ambos (junto con la dirección) hacen la delicia del manejo en el pesado tránsito de las ciudades modernas. Alguna sequedad en el tren trasero.
Luego de poco más de 1000 km lo devolvimos, con cierta tristeza. Aprobado.

El C3 nunca fue muy barato, pero sus volúmenes de ventas muestran que Citroën ha elegido el camino correcto y tiene con qué defender el precio, el que asciende a
$ 68,900, con una mejorable garantía de solo 1 año.

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