Viviendas de excelente diseño, precios accesibles y una financiación tentadora fueron el anzuelo. Pero tras esa fachada se escondía un esquema piramidal insostenible, que hoy tiene a los hermanos Márquez y al contador de la empresa procesados por estafas reiteradas y asociación ilícita.
“Esto no es simplemente un incumplimiento contractual”, aclara el abogado Franco Garbarino, representante de más de 20 damnificados en la ciudad de Río Tercero. “Estamos ante un ardid, un esquema montado para captar fondos sabiendo que no se iba a poder cumplir. El precio al que se ofrecían las casas estaba entre un 60% y un 70% por debajo del costo real de construcción. Era inviable desde el inicio”.
La fiscalía estima que hay alrededor de 30.000 damnificados en todo el país. En muchos casos, los ahorros de toda una vida fueron depositados con la ilusión de acceder a una vivienda. “Tengo clientas jubiladas que vendieron sus autos para pagar todo por adelantado porque les prometían comenzar la obra en seis meses. Familias que estaban esperando un hijo y decidieron apostar todo por la casa propia. Hoy no tienen ni vivienda ni dinero, y en algunos casos, deudas impagables”, relata Garbarino.
El caso recuerda a lo sucedido con Generación Zoe: promesas de solvencia, apariencia de legalidad, y una estructura financiera que solo se sostenía mientras ingresaran nuevos inversores. “Se construían algunas casas, pero solo gracias a los fondos frescos que llegaban de nuevas víctimas. Eso es una estafa piramidal”, explica el letrado.
La complejidad del engaño
Uno de los aspectos más peligrosos de estos esquemas es que no siempre son fácilmente identificables. “Muchas veces, la gente no cae por ingenuidad, sino porque estos montajes están diseñados para parecer reales. Incluso hay casas que efectivamente se construyeron. Por eso remarco: no todo incumplimiento de contrato es una estafa, pero cuando hay un plan deliberado, cuando sabían desde el inicio que no podrían cumplir, ahí estamos frente a un delito penal”, asegura Garbarino.
La quiebra y lo que viene
La empresa principal fue recientemente declarada en quiebra, lo que agrava el panorama. “Es un perjuicio grave para los damnificados. La empresa ya no va a construir más viviendas, y lo poco que tenga como activos posiblemente no alcance a resarcir a todos. Además, se investiga si desviaron fondos hacia otras empresas del mismo grupo o incluso al extranjero, con compras sospechosas de hoteles o sociedades offshore”, añade el abogado.
Una advertencia para el futuro
Garbarino también enfatiza la necesidad de prevenir. “La gente tiene que prestar atención a ciertos indicadores: cuando el precio es demasiado bajo, cuando te prometen cosas demasiado buenas para ser verdad, cuando la empresa no tiene antecedentes claros de construcción. Todo eso debe hacer sonar las alarmas”.
Mientras la causa avanza en los tribunales penales y civiles, y se analiza la posibilidad de negociaciones indemnizatorias como atenuantes de pena, miles de familias siguen a la espera de una respuesta judicial… y de justicia.
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