En solo diez años, el cultivo de pistacho en el país pasó de 800 a casi 8.000 hectáreas, y más del 90% se concentra en la provincia cuyana. Su demanda explota: heladerías premium, marcas gourmet, cosmética natural y exportación lo transformaron en el fruto seco del momento.
La historia de Prodeman con el pistacho arrancó en 2018, cuando la compañía decidió replicar en este negocio el modelo de innovación, trazabilidad y sustentabilidad que la convirtió en líder del maní.
Hoy, la apuesta se traduce en un campo de 500 hectáreas implantadas, donde por el momento solo hay 300 en producción, en 9 de Julio (San Juan), con sistemas de riego de última generación y asesoramiento técnico especializado.
“Este paso refleja nuestra manera de hacer las cosas: con tiempo, convicción y una mirada puesta siempre en el largo plazo. Venimos de transformar una industria y ahora queremos aportar al crecimiento de otra”, destacan desde el directorio de Prodeman.
La cosecha se realiza en marzo, con acopio en origen y comercialización en bolsas de 10 y 12 kilos bajo esquema de fason (que es básicamente hacer la cosecha, limpieza, secado y envasado del producto para que luego sea comercializado).
Pero el verdadero diferencial está en el consumo interno, que se convirtió en el motor del negocio: su imagen premium, sus múltiples usos y el entusiasmo local lo posicionan como producto de alto valor agregado.
Para Prodeman, el pistacho es hoy lo que fue el maní hace décadas: una oportunidad de innovar y sumar desarrollo a una economía regional con impacto real.
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