“Argentina está sintiendo los síntomas de un bobazo” (una multitud fue a escuchar a Martín Lousteau)

Aunque tiene un aire de rock star, Martín Lousteau es más bien monocorde y equilibrado al hablar. No tira bombas como José Luis Espert, ni hace reír como Juan Carlos de Pablo, pero sabe de qué habla cuando opina de manejar la economía: estuvo en ese sillón cuando el “Furia” Kirchner casi obliga a CFK a renunciar a la presidencia tras la crisis con el campo que desató la Resolución 125 que él promovió. Tiempos pasados. Hoy la realidad es otra y merecía ir a Ciencias Económicas a escuchar al ex-embajador argentino en EE.UU.

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Y Lousteau, ante la prensa, dijo:

Hoy hay mayor conciencia… ¿qué quiero decir? Cuando tu médico te dice tenés el colesterol alto, sabés que no es bueno pero te cuidás hasta ahí nomás… hasta un día que tenés un bobazo y te ponen un stent y ahí empezás a cuidarte más. Cuando la Argentina se descuida y se descuida, en un momento ve el problema cara a cara. No es que no era consciente que tenía el colesterol alto. Pero en el orden de prioridades, era un problema un poco lejano, y de golpe se le transforma en problema obvio.

Gradualismo y shock es una discusión que no estamos dando como corresponde. El gradualismo depende, de manera crucial, de estar financiado. Entonces una vez que se te cierran los mercados o te cobran tasas muy caras, lo que el gobierno dice es "tengo la alternativa de ir a buscar tasas más baratas a un organismo financiero internacional”. Esa es la lógica del gobierno al buscar el financiamiento.


La discusión de fondo de lo que le pasa a Argentina no se está dando. Entonces como los problemas estructurales no se terminan de corregir o abordar colectivamente -que es lo que requieren- el financiamiento solamente te permite prolongar la discusión de lo que hay que discutir.

Argentina tuvo un período, la crisis del 2001, que fue un tsunami social, económico y político pero que dejó una economía súper competitiva y con superávit. Salvo por ese período Argentina hace 5 o 6 décadas que tiene déficit. Es un problema estructural de la Argentina.

Argentina tiene un desorden fiscal grande y una presión tributaria alta: ¿cómo lo corregís al mismo tiempo que intentás devolverle plata a las provincias? Y -además- tenés un problema con el tipo de cambio. Entonces entraste en un consenso fiscal que intenta hacer algo, que por otro lado, te lo impide el resto de tu macroeconomía.

Las tarifas están atrasadas porque subieron menos de lo que subieron precios en general. Entonces la manera de eliminar los subsidios es que las tarifas suban más que los precios. Para mí era mucho más importante poner una regla única (a través del tiempo) que en determinada cantidad de años te resolviera el problema. Cuando yo lo planteé si no hacías ningún ajuste inicial y subías el gas y la electricidad 6 y 8% más que la inflación cada trimestre en 8 años resolvías el problema.

Cuanto mayores son las distorsiones o los desequilibrios que tenés, más importante es la coordinación. Y ahí es importante que haya una cabeza (que coordine) en la economía. El gobierno heredó lo que yo describí como un Triángulo de las Bermudas de la economía; vos tenés tres vértices: en uno tenés el dólar y las tarifas atrasadas (con un proceso inflacionario en curso), el déficit fiscal, y falta de crecimiento y generación de puestos de trabajo. Entonces cualquier vértice por el que empezás a trabajar afecta a los otros dos, e imaginate que ese triángulo que heredaste (que es escaleno) vos querés que sea equilátero. No puede uno andar tirando de un lugar y otro desde otro punto sin coordinar, porque no sabés a dónde estás llevando la forma del triángulo. Entonces a mí me parece que compartir las decisiones en una economía como la de Argentina es muy complicado.

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