“Argentina entra a una diagonal de la historia: se define si vamos a consolidar una mirada capitalista de la economía o volver atrás”, definió el actual senador y precandidato a vicepresidente (será formalmente candidato luego de las PASO de agosto).
Repitiendo su mirada de la coyuntura que lo llevó a aceptar el ofrecimiento de Mauricio Macri, Pichetto arriesgó que Juntos por el Cambio va a ganar en primera vuelta en octubre. Según sus cálculos numéricos -pero sobre todo políticos- el espacio de Consenso que integran Lavagna y Urtubey sacará menos de 5% y duda que José Luis Espert pueda formalizar su candidatura a presidente.
Así, en un escenario de marcada polarización, el dirigente peronista resaltó que en las próximas elecciones “está en juego la continuidad de un modelo democrático” que incluye la apertura hacia EE.UU. y la UE.
En el plano económico, Pichetto tampoco escatimó definiciones: sostuvo que los planes sociales no pueden durar toda la vida y llamó a discutir una reforma laboral que modernice el marco de las contrataciones, en una discusión que -más que legislativa- deberá buscar consensos políticos con el mayor espectro posible.
“Queremos más emprendedores y menos espíritu cartonero”, dijo -quizás- en su definición más contundente.
También defendió la actividad minera (que no se contrapone con el cuidado del ambiente, dijo) y rescató el acuerdo entre empresas y sindicatos que permitió flexibilizar normativas y generar 20.000 puestos de trabajo en la industria petrolera, fundamentalmente en Vaca Muerta.
En su mirada, Alternativa Federal fracasó en la construcción de una opción alternativa tanto por la inflexibilidad de Lavagna de no aceptar una interna, como por la decisión de Massa de volver al kirchnerismo. En ese contexto se manifestó muy respetuoso de la decisión de Schiaretti de ir con “boleta corta” a las PASO, es decir, sin apoyar a ninguna fórmula presidencial en esa instancia.