Atrás quedaron los tiempos en los que las únicas opciones a la hora de elegir café eran cortado, lágrima o negro. Con el fin de la pandemia florecieron un sinfín de cafeterías y pastelerías, y hoy parece no existir cuadra argentina sin alguna de estas ofertas. Negocios paralelos al del café incorporaron su comercialización como estrategia de renovación, y en la actualidad las heladerías venden café, las librerías venden café y hasta existen viveros que se sumaron a esta ola. Incluso cada vez son más los kioscos de diarios que readaptan su espacio para vender café al paso, y las tiendas de conveniencia de las estaciones de servicio atraen a un gran porcentaje de sus clientes gracias a la venta de este producto, el cual representa en promedio 30 % de su facturación.
Esto habla de un modelo de negocio atractivo para los emprendedores, quienes no precisan grandes inversiones ni afrontan costos desmesurados.
Carlos Mellano, vicepresidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), afirma: “La versatilidad y la búsqueda de nuevos formatos son características intrínsecas a la dinámica del rubro gastronómico, que evoluciona constantemente de acuerdo con las necesidades del consumidor”.
Luciano Morano, consultor experto en café de especialidad, por su parte indica que con una inversión inicial de US$ 30.000 es posible abrir una cafetería. “Hoy es top 10 de los negocios en los que piensa un argentino a la hora de emprender”, agrega. El especialista explica que el éxito de este producto responde a su diferencial en términos de calidad: “la clave radica en la materia prima, y en la conciencia del valor de esa materia prima. El conocimiento y la técnica correcta permiten crear una experiencia elevada para los consumidores”.
Solo en CABA existen más de 300 cafeterías de especialidad, según datos relevados por el GCBA. Sin embargo, no son pocas las provincias y ciudades que han tomado la iniciativa a la hora de protagonizar el desarrollo del segmento en el país.
De esta manera el rubro se posiciona como un actor de peso creciente en las economías regionales, en un contexto en el que el argentino medio pasó de consumir un kilo de café per cápita al año a 2,6, según estimaciones de los tostadores. Tal es el grado de penetración de las cafeterías en el ámbito gastronómico que en la edición 2025 de Hotelga, evento líder del sector HORECA, se desarrollará el Espacio Café de Especialidad, diseñado en conjunto por Motofeca y Caffettino. A su vez, especialistas del sector afirman que, a pesar de los vaivenes de la economía nacional, el café de calidad logró constituirse como un producto arraigado entre los argentinos, por lo que su consumo seguirá en aumento.
Del centro a las periferias
La tendencia descentralizadora no se limita a la expansión por fuera de CABA, sino que se trata de una dirección que se desarrolla también al interior de las ciudades. Las cafeterías de especialidad nacieron en barrios históricamente asociados a la gastronomía y a las nuevas tendencias, como Palermo en CABA o Nueva Córdoba en Córdoba, pero el crecimiento repentino provocó también cierto grado de saturación, por lo que emprendedores y empresarios comenzaron a ponderar nuevas locaciones.
Así fue que, con estas cafeterías como bandera, inició un proceso de formación de nuevos polos gastronómicos que transforman el ADN de distintos barrios a lo largo de todo el país, alejados de las zonas tradicionalmente céntricas. En la Ciudad de Buenos Aires, barrios como Villa Devoto y Paternal son ejemplos perfectos de esta tendencia. También lo son los polos gourmet de Godoy Cruz en Mendoza y Barrio Güemes en Nueva Córdoba.