Un verdadero ícono porteño abre sus puertas: el legendario penthouse de Corina Kavanagh, un departamento de 750 metros cuadrados ubicado en el piso 14 del Edificio Kavanagh, acaba de salir al mercado tras más de 15 años. La joya, cargada de historia y mitos de la alta sociedad porteña, promete tentar a compradores que buscan algo más que metros cuadrados: buscan un pedazo de leyenda.
La crème de la crème de la aristocracia porteña
Construido en 1936, el Kavanagh es un emblema de la arquitectura racionalista y del estilo Art Déco en Buenos Aires. Fue el edificio más alto de Sudamérica hasta 1947 y, detrás de su silueta inconfundible, late la historia de Corina Kavanagh: la mujer que, tras ver frustrado su amor con un heredero de la dinastía Anchorena, vendió parte de su fortuna para levantar esta mole de 120 metros, bloqueando —dicen— la vista de la familia hacia la Basílica del Santísimo Sacramento.
Hoy, el penthouse mantiene esa mezcla de rebeldía y distinción: se renovó con materiales de lujo —mármoles, porcelanatos y granitos—, pero sin perder la esencia original que la propia Corina imprimió a cada rincón. Columnas jónicas en sus tres terrazas, herrajes originales, revestimientos de piedra y un baño que permanece tal como en la década del 30, completan un recorrido donde cada detalle respira historia.
Actualmente, el valor rondaría los US$ 2,6 millones, unos US$ 3.500 el m2, y laa comercialización está en manos de Alto Grande Desarrollos – M&M Propiedades, bajo la gestión de Pablo Barrera, Team Leader y gerente comercial.
“El Kavanagh sigue siendo uno de los máximos referentes de la arquitectura moderna en Buenos Aires. Vivir aquí es habitar parte del patrimonio de la ciudad”, señala Pablo Barrera. Además de su valor simbólico, la unidad ofrece privacidad, vistas incomparables sobre Plaza San Martín y la cercanía a todo el pulso porteño.
Para quienes sueñan con un hogar que sea más que paredes y metros, el penthouse de Corina Kavanagh promete exactamente eso: un refugio exclusivo, con la elegancia intacta de su época y todas las comodidades de hoy. Un capricho para entendidos, coleccionistas de arquitectura viva... y para quienes puedan presumir, con toda la paquetería, de ser los nuevos dueños de una leyenda en altura.